"Lo único que hice fue perder 36.000 euros"
Luis M. B. trabajó durante dos años y medio en la empresa que gestionaba el aparcamiento de la Plaza de la Constitución. En marzo de 2012 fue despedido después de que una auditoría descubriera que faltaban importantes cantidades procedentes de la recaudación. Para la Fiscalía, fue el propio Luis M. B. el que se fue apoderando del dinero. En concreto, lo acusa de quedarse con casi 84.000 euros y, por ello, le reclama un castigo de dos años de prisión por un delito de apropiación indebida —sus antiguos jefes le piden cuatro años de cárcel—. Sentado en el banquillo de la Audiencia, el extrabajador negó los cargos. Sí admitió haber cometido lo que él mismo denominó “una negligencia”: “Se me perdió una bolsa con 36.000 euros”, explicó a los magistrados de la Sección Segunda.

Luis M. B. quiso aclarar las causas por las que se produjo ese desfase: “Estábamos en la Feria de San Lucas, había mucho flujo de clientes y toda la maquinaria del aparcamiento estaba estropeada, por lo que todo se hacía de forma manual. Era un caos. Por eso, iba al banco a realizar los ingresos de la recaudación cuando se podía. Guardé unos 36.000 euros en una valija, que deposité en un almacén para llevarla a la entidad. El dinero desapareció”, aclaró el trabajador. “Mucha gente tenía llave de esa habitación”, añadió para tratar de justificarse.
Luis M. B. declaró que, varios meses después, reconoció ante sus superiores que le faltaba el dinero: “Ya no me quedaba otra salida. No podía seguir tapándolo”, aseguró. Firmó su despido por motivos disciplinarios, “con la esperanza de que todo se quedara ahí”.
Sin embargo, la historia fue mucho más allá. La Policía detuvo al empleado y, ayer, se sentó en el banquillo, acusado por el Ministerio Público y por la que fue su empresa. De hecho, la fiscal María Jesús Lopezosa calificó las explicaciones de Luis M. B. como “inverosímiles”. “Está claro que se fue apoderando del dinero poco a poco”, añadió la representante de la Fiscalía. ¿Cómo lo hacía? Presuntamente, el acusado enviaba informes diarios a su empresa con importes muy por debajo de las cantidades que realmente se recaudaban.
Ese es, paradójicamente, uno de los argumentos de su defensa: “No resulta creíble que pudiera apropiarse de casi 84.000 euros durante 17 meses sin que nadie en la empresa se enterase de nada”, argumentó su letrado en su exposición final. “Todo mi trabajo era revisado, cotejado y supervisado”, matizó el procesado.
Por eso, el abogado pidió al tribunal la libre absolución de Luis M. B. al entender que no existen pruebas de cargo, sino que toda la acusación está basada “en documentos de parte”, es decir, proporcionados por la propia empresa que gestionaba el aparcamiento. El juicio quedó visto para sentencia en la Sección Segunda.