Llueve como no llovía hace veinte años y los pantanos se alivian

Hablar de lluvia en invierno no debería ser noticia, pero en esta provincia sí que lo es, porque se da la circunstancia de que no había precipitaciones de esta envergadura, y en esta época, desde hace más de veinte años. Se rompe la tónica de las últimas décadas en las que llovía sobre todo de manera torrencial y en primavera, por lo que se puede decir que no sólo viene bien, sino que llega en su momento más oportuno para el olivar. La bonanza hídrica se refleja en los datos y es que las reservas de los pantanos jiennenses se han duplicado en relación al año pasado, con todo lo que ello representa de tranquilidad para los que necesitan el agua para regar sus plantaciones. Desde la Junta se garantiza un periodo de normalidad para el regadío de al menos tres años, todo un respiro para el campo gracias a la pluviometría tan generosa de estos dos últimos meses. En la actualidad, el total del agua embalsada roza el cuarenta por ciento y, aunque es positiva, la cifra es menor del sesenta y siete por ciento que se alcanzó en el año 2005. Aún así, llama la atención que el Tranco, uno de los más importantes en cuanto a capacidad, esté casi a la mitad y que otros como Doña Aldonza, Pedro Marín o El Encinarejo superan el noventa por ciento. Significativo es también el nivel de otros como La Bolera, que supera el ochenta por ciento o el de Marmolejo, por encima del setenta y cinco por ciento. Con todo, y como se ha repetido en otras ocasiones, no es momento de triunfalismos. El agua es y será siempre un bien escaso, un concepto que hay que grabar nítidamente como mandamiento de cabecera si se quiere dejar una herencia medioambiental decente a generaciones venideras. El cambio climático no es un invento de unos cuantos, o una moda de estos últimos tiempos, sino un problema real al que se puede hacer frente con raciocinio y sentido común.

    06 feb 2009 / 16:51 H.