Lleno de caníbales
Hay dos formas de capitalismo, liberal o socialdemócrata, teniendo en cuenta que el primero se ha impuesto como concepción filosófica y económica del mundo, y que parece que no hay otra manera de vivir que esta.
En cualquier caso al hablar de socialdemocracia me refiero a una concepción que se conforma y no pide revoluciones, intentando corregir imperfecciones sin aspiraciones igualitarias. Solo un poco menos desigual, solo repartir un poco más la riqueza a través del Estado de Bienestar, ese cadáver que contemplamos estupefactos de cuerpo presente. Porque en el pulso que el liberalismo está manteniendo frente a la socialdemocracia, gana abrumadoramente, aupado por los poderes económicos y de la mano de un lavado ideológico de cerebro. No es poco lo que está en juego. Se trata de los sueños colectivos, del paso que va del yo al nosotros, y que ahora recorremos a la inversa. Cuando el socialfelipismo nos llevó a Europa y modernizó, se pagaban intereses a más del 20%. Ahora, sin embargo, se paga muy poco, pero la gente no progresa y no hay movimiento. El dinero no vale nada, no al menos a pequeña escala. Entonces, se pagaban altos intereses y quedaba un remanente para vivir e incluso ahorrar. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué? No fluye el crédito ya que la gran consigna liberal es asfixiar a los trabajadores, exprimirles hasta la última gota sin concesiones: el interés del interés que pagamos a Europa, al Banco Mundial y al FMI, nos come. Nos come vivos. Esto está lleno de caníbales.
Juan Carlos Abril es escritor