Llamada solidaria
En los tiempos que corren se da la circunstancia de que, a menudo, miramos para otro lado cuando vemos la penuria o la necesidad, como si nos diera vergüenza ajena de las personas que lo tienen que soportar.
La otra noche, cuando me acerqué a tirar la basura a uno de los contenedores de la avenida de Barcelona, me encontré con una pareja que se dedicaba a rastrear dentro de todos los contenedores y a sacar lo que buenamente encontraban de provecho en su interior. Llevaban un carro de la compra con ellos, en el que metían lo que ya habían encontrado en su recorrido. No sé de dónde venían, pero ya había algunos electrodomésticos y otros objetos varios y diversos en su interior, por lo que deduje que llevaban buena parte de la noche deambulando para buscarse la vida. No tuve más remedio que cruzarme con ellos y, en ese momento, no sabía a dónde mirar. Como si me sintiese responsable directo de su situación y tuviese algo de culpa en la desigualdad de tener yo una casa y dinero, frente a ellos que no sé si tendrían un techo bajo el que dormir esa noche. Pensé en hablarles de Cáritas o de Cruz Roja, que me consta que funcionan muy bien y que lo están dando todo durante esta crisis tan sangrante que todavía no termina de acabarse, por más que desde el PP echen las campanas al vuelo. El motivo de mi carta es para que algún responsable municipal o a quien corresponda, habilite un lugar público en el que depositar todas esas cosas que tiramos a la basura porque tenemos otros nuevos recién comprados, pero que a nosotros ya no nos sirven. Es posible que existan entidades privadas que ya lo hagan, pero un sitio “oficial” con la garantía de un organismo público animaría a muchos ciudadanos como yo a dejar allí ese tipo de objetos y evitaríamos esos penosos paseos nocturnos, y diurnos también en ocasiones, de personas tan necesitadas como para tener que recurrir a esa práctica para sobrevivir.
Félix Pérez / Jaén