Llamada de auxilio para tener al fin un techo digno
Cinco personas, entre ellas un bebé, sobreviven en unas condiciones infrahumanas. Felicidad Muñoz y Francisco Rodríguez desean que, "de una vez", acabe el calvario por el que pasan desde hace más de un año por carecer de un techo digno que los cobije.

La pareja reside con dos hijas de Felicidad Muñoz, una de diez años y otra de diecisiete, que, a su vez, tiene un retoño de pocos meses. Hasta el pasado mes de octubre, la familia ocupó una vivienda embargada de la calle Martínez Montañés (Llana). Después de ser "desahuciados", ante el peligro de derrumbe de la casa, se instalaron de alquiler en un inmueble del callejón de la Yedra, situado en pleno casco antiguo.
Sin embargo, la tensión vuelve a aparecer entre este grupo de personas. Muñoz critica las malas condiciones del "cuchitril" que los acoge, con deficiencias en la instalación eléctrica, una incómoda humedad y un marcado hundimiento de la solería del piso superior que les hacer temer que la estructura se venga abajo. Por si esto fuera poco, aseguran que el propietario, que les cobra doscientos euros mensuales, les ha dado un plazo de una semana para que se marchen de allí.
Sin embargo, pese a la advertencia, la mujer se muestra firme. "No pienso irme de aquí, al menos hasta que tengamos una vivienda en condiciones", recalca. Al respecto, si es necesario, está dispuesta a resistirse y a obligar a que las Fuerzas de Seguridad los desalojen. La vecina, de origen granadino, indica que no tiene nada que perder y que salir de la infravivienda supondría que ellos y los tres menores de edad quedaran, literalmente, en la calle.
En su estrategia por conseguir un techo digno, Muñoz y Rodríguez explican que se dirigirán a las autoridades municipales, en particular a los Servicios Sociales, para que les den una solución. Felicidad Muñoz remarca que, dentro de sus posibilidades, no se niega a pagar un alquiler ni a hacerse cargo de los gastos de luz y de suministro eléctrico.
La familia cuenta con muy escasos recursos económicos, hasta el punto de que sobrevive gracias a la ayuda de Cáritas Interparroquial, que le entrega alimentos. Francisco Rodríguez terminó hace unos días la campaña de la aceituna y es el que sostiene a la familia con los precarios trabajos de "buscavidas" que realiza a lo largo del año y con los productos que cultiva. Sin embargo, la situación de crisis les complica cada vez más las cosas.
En las cercanías del callejón de la Yedra existe otro conocido caso de infravivienda. Se trata de la Casa del Coño, un bloque en estado ruinoso. En los últimos meses se ha trasladado a otros domicilios buena parte de las familias que había en el edificio de la calle Real, pero aún hay al menos cuatro pisos con gente.