Llamada al Rosario de la Aurora

La popular y querida tradición de los Rosarios de la Aurora ya ha tenido su primera noche de “munir”. Los hermanos de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno fueron los encargados, un año más, de empezar a salir a invitar, casa por casa, a todos y cada uno de los miembros de su hermandad mengibareña.

18 sep 2015 / 10:08 H.


Y se hizo, como dicta la herencia cultural heredada de generación en generación, una comitiva partió a las dos de la mañana desde la casa del hermano mayor, Sebastián Durán, a cantar por casi todas las calles del pueblo las antiquísimas coplas acompañadas con el ronco rasgueo de dos guitarras para convocar, de la manera más hermosa, al rezo del rosario dominical. En esta ocasión, la cofradía estrenó nuevo itinerario para el rosario, que partió desde las 7 de la mañana, y tras toda la noche “muniendo” a los hermanos, desde el templo de San Pedro Apóstol, donde acabó una hora más tarde. Al mediodía, tuvo lugar, en el Hotel Santa Beatriz de Silva, la comida de hermandad, que dio paso, ya caído el día, a la misa-fiesta de la cofradía, en cuya eucaristía se pidió por los hermanos difundos. Al terminar la ceremonia, la directiva entregó dos menciones de honor muy especiales, por tratarse de dos hermanos “muy trabajadores y queridos”: Pedro Moreno y Antonio Chamorro. Se oficializó el nombramiento de Lola Beltrán como nueva camarera mayor. En la entrega participaron, además del hermano mayor, el presidente de la Real Cofradía, Jesús Vicioso Hoyo; el secretario, Francisco Moya, y el tesorero, Juan Carlos Moya.
Posteriormente, la Plaza del Sol se abarrotó para ver salir la procesión nocturna. Primero lo hizo la Santa Verónica y, después, la plazoleta se quedó a oscuras para presenciar la majestuosa salida de Nuestro Padre Jesús, nuevamente en un paso portado por una treintena de jóvenes mengibareños. Al día siguiente se produjo el solemne cambio de insignias, por el que Sebastián Durán cedió el testigo de hermano mayor a Diego Torres.