LIDIA GUTIÉRREZ LENDÍNEZ "Hay mucho intrusismo laboral en Turismo"
María José Ortega
Lidia tiene la mente en las nubes y no porque esté distraída, al contrario, es una mujer de un orden casi férreo, pero en los últimos meses sus pensamientos se elevaron muy alto. Es diplomada en Turismo y, después de realizar un curso de azafata de vuelo y cargar con un currículum que la mantiene con los pies en la tierra, se siente anclada en un complicado presente y un turbio futuro. Pertenece a una generación de jóvenes que, a pesar de contar con el potencial suficiente para despegar tienen, por el momento, las alas cortadas.

Lidia tiene la mente en las nubes y no porque esté distraída, al contrario, es una mujer de un orden casi férreo, pero en los últimos meses sus pensamientos se elevaron muy alto. Es diplomada en Turismo y, después de realizar un curso de azafata de vuelo y cargar con un currículum que la mantiene con los pies en la tierra, se siente anclada en un complicado presente y un turbio futuro. Pertenece a una generación de jóvenes que, a pesar de contar con el potencial suficiente para despegar tienen, por el momento, las alas cortadas.
—¿Cómo es la situación en España para los que acaban de terminar la carrera?
—El panorama en España está bastante mal. Por un lado, se da mucho el intrusismo laboral. Es decir, una persona que llega de Alemania y que sabe alemán, español e inglés va delante de ti, tenga o no la diplomatura, incluso sin la titulación mínima. El intrusismo es uno de los problemas que más afecta al sector. Además, en España, uno de los puntos débiles de los que están dedicados al turismo son los idiomas. Con vistas a un trabajo te exigen, sobre todo, saber inglés, pero no un inglés medio sino que te piden casi que seas bilingüe. Por otro lado, se van a encontrar que a la hora de acceder al trabajo, hay personas con más edad pero con el doble de experiencia y más formación. Entonces se da el caso de que un joven con 24, sin experiencia pero con la titulación, no tiene nada que hacer frente a otro que tiene 34 años, que sigue siendo joven pero que sí tienen experiencia. Ante esta situación, me planteo irme fuera. En el extranjero hay más oportunidades desde el punto de vista del turismo porque, fuera de España, el hecho de trabajar para el sector servicios está un poco más desprestigiado, se relaciona más con los niveles bajos de la sociedad.
—Por lo general se relaciona el Turismo con el ocio, ¿cómo lo definiría una profesional en el sector?
—Desde el punto de vista de los que hemos estudiado la carrera y desde los que se dedican a ello, el turismo no es como se ve desde fuera. Por regla general, la gente lo suele relacionar con el ocio, con la diversión y los viajes. Y desde dentro, el turismo es ofrecer un servicio, es decir, satisfacer las necesidades de los clientes.
—El hecho de que haya más mujeres en Turismo, ¿puede deberse al desconocimiento generalizado de la profesión?
—El problema es que se suele relacionar el Turismo con la apariencia física. Por eso los hombres aún ven esta carrera más para mujeres, porque se tiende a encasillarla solo con la atención al cliente. Y aunque esto fuera así, ¿por qué no podría estar un hombre de cara al público? Aunque la verdad es que cada año se ven más hombres.
—¿En qué trabajos podemos encontrar un diplomado en Turismo?
—Turismo abarca la atención al cliente, administración o gestión turística, que es lo que se conoce como administración empresarial, la recepción tanto en zonas turísticas como en no turísticas, agencias de viajes, azafatas de vuelo y de tierra. Todo lo enfocado a la atención al cliente. Engloba desde la gestión, es decir, lo que podría reconocerse como el estar sentado delante de un ordenador, como lo está un administrativo, hasta el trabajo de un animador de un crucero en un barco.
—Observando el panorama, ¿seguiría los mismos pasos si tuviera ahora 19 años y la oportunidad de elegir?
—Si yo tuviera ahora 19 años, antes de proponerme a hacer una titulación universitaria en España, me hubiera ido al extranjero y quizá al volver hubiera tenido más oportunidades de encontrar trabajo. No me arrepiento de haberla estudiado pero no lo haría en el mismo orden.
—¿Qué le recomendaría a los jóvenes que quieren empezar a estudiar Turismo?
—Que no se centren tanto en la titulación. Les recomendaría que busquen información complementaria, sobre todo, enfocada al aprendizaje de idiomas, en geografía y en la atención al cliente. Aspectos que no van a encontrar en la titulación.
—¿Por qué se decidió por esta titulación?
—A mí siempre me ha gustado todo lo relacionado con la administración de empresas y economía. Entonces decidí estudiar economía pero, por diversos motivos, solo hice dos años. Decidí dejarlo todo y busqué una carrera alternativa que estuviera, por un lado, relacionada con la gestión y la administración, pero que, por otro, tuviera su parte con la que pudiera disfrutar, por eso decidí meterme en Turismo. Luego, mientras la hacía, he intentado no dejar nunca la parte administrativa, así que me cogí asignaturas centradas en gestión de empresas o de viajes. La informática, los idiomas y la administración han sido, para mí, fundamentales. Aparte, también he realizado cursos de protocolo y de economía, y en el último año de carrera, viendo cómo estaba el panorama laboral, decidí hacer el curso de azafata de vuelo, TCP (Tripulante de Cabina de Pasajeros), a través del Ministerio de Fomento. Ese título es para todas las compañías españolas pero luego la compañía en cuestión te hace el específico de su avión. Yo lo intenté con Rayaner, pero luego tienes que pagarte el curso de formación. Como la sede de Rayaner está en Alemania, me fui allí. En total son cuatro exámenes, los dos primeros los aprobé pero el tercero lo suspendí.
—¿Es complicado acceder al mundo laboral de los “altos vuelos”?
—En España, acceder al mundo de las azafatas de vuelo es también muy complicado. Las compañías tienen ya una bolsa de mercado interna. Los empleados tienen 6 meses de contrato y unos meses de descanso, pero como hay muchos que han estado trabajando y están dentro de la bolsa de empleo, son los primeros a los que acuden. Luego te piden, además de hablar perfectamente varios idiomas, una titulación específica, por eso es aún más complicado poder optar a este tipo de puestos de trabajo.
—¿Le infundaron alguna falsa expectativa en la Universidad?
—Lo primero que nos dicen es que uno de los principales objetivos a los que podemos optar es a ser director de un hotel, sin embargo, luego te encuentras que la mayoría, por no decir todos, no han estudiado Turismo, sino que por lo general tienen la carrera de gestión y administración de empresas. Principalmente, donde más diplomados en turismo hay son en las recepciones de una empresa.
—La situación de los recién titulados es desoladora, ¿cómo la vive, en su caso, su entorno familiar?
—Mis padres se plantearon darme unos estudios con la idea de que en un futuro tuviera trabajo. Ahora, sus planes se ven truncados porque por mucha inversión que puedan hacer la situación laboral es muy complicada. Ahora mismo, todas las puertas están cerradas.