Libertinaje encubierto
Rafael Gutiérrez Amaro desde Linares. Hoy tenemos tantas cosas a nuestro alcance que tenemos que saber elegir. La libertad no es solo buena, sino esencial para el ser humano; pero en muchas ocasiones, por su mal uso, se convierte en libertinaje. Tú, o yo, o cualquier otro usando nuestra libertad podemos —por ejemplo— consumir droga a nuestro antojo, pero el hondo pozo de nuestra propia desgracia está muy próximo. De libres nos convertimos en esclavos de un sinsentido libremente elegido.
Y pronto, después de sufrimientos propios y de los demás, en nuestra tumba, si hemos consumido droga desmesuradamente, quizá podremos poner: “Él ha sido libre”. Sin embargo no por eso vamos a volver a la vida. Ese joven que fue “héroe”, el gran héroe de su propia libertad, el héroe caído. Él, ha sido libre, pero ha claudicado víctima de una realidad inexorable, la falta de respeto a la vida. La falta de respeto a su cuerpo. Ha roto con su propia identidad y se ha esclavizado terriblemente, acabando siendo víctima miserable del don admirable de la libertad. Cuántas veces el ser humano es el verdugo de su propia existencia. En cuántas y en cuántas ocasiones hacemos mal uso del gran tesoro que tenemos los seres humanos, que es la libertad. Por ejemplo: Primero. ¿Cuántos accidentes son fruto de la libertad mal entendida? Cuántas imprudencias, cuántos descuidos, cuántas catástrofes son fruto de una negligencia libremente escogida. Segundo. ¿Cuántas veces un vehículo en manos de un indeseable es un objeto que ha aniquilado vidas? Tercero. ¿Cuántas veces el alcohol ha destruido familias, instituciones, trabajos, proyectos? Cuarto. ¿Cuántas veces la televisión es una bomba que vende libertinaje a granel, sabiendo el efecto aterrador que produce? Quinto. ¿Cuántas veces los niños y las niñas son sometidos a experimentos sobre sexo sabiendo los peligros que ejercen esas determinadas prácticas y vivencias sobre la inmadura psicología de los niños o niñas? Sexto. ¿Cuántas veces la pornografía, a través de internet, produce efectos denigrantes sobre millones de personas y no se para porque mueve millones y millones de euros? Siete. ¿Cuántas veces no se les enseñan a los jóvenes las cosas como son para que puedan ser responsables y libres y se les enseñan teorías llenas de irresponsabilidades, doctrinas de dudosa ética y bagatelas amañadas y desconexas de la realidad? Octavo. ¿Por qué no se enseña, de nuevo, a niños y jóvenes: valores, vivencias ejemplares, virtudes, modales de conducta? Noveno. ¿Por qué no se les enseña a niños y jóvenes a respetar, a ser educados, a ser tolerantes, a ser amables? Décimo. ¿Por qué no se vive de cara a la realidad y se marginan, ya de una vez, doctrinas y conductas estúpidas y carentes de coherencia?