Levántate Lázaro

Desde Granada. Los criterios restrictivos que introduce el Real Decreto Ley 20/2012 para el fomento de la competitividad en materia de función pública, se deduce de la interpretación que hace la administración estatal que las horas que una persona o empleado público pierda por no ir a trabajar por enfermedad, debe de recuperarlas, compensarlas o volver a echarlas al día siguiente, según la interpretación que hace el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.

    21 oct 2012 / 09:31 H.

    Por ello a mí se me ocurre pensar que no se le puede a uno ocurrir por ejemplo morirse sin acabar las tareas echas, o que el funcionario de turno que se pone enfermo un día por una indigestión en Nochebuena, y no fue a trabajar al día siguiente debe de recuperar las horas antes de la cena de Nochevieja de tal manera que entre al nuevo año con todos los minutos cumplidos. Con todo esto del presentismo y otras menudencias, olvida la administración el tiempo que pierden los empleados públicos en el teletrabajo, en su casa estudiando, o en la formación continua que determinados puestos demandan para estar al día. De todo ello se deduce que valga la ironía que a lo mejor hay que pensar en resucitar como Lázaro, y andar por si acaso te fueras al otro barrio antes de hacer los deberes cumplidos, no vaya a ser que el Estado reclame a los herederos y al viudo o viuda las tareas cesantes, o las faltas de tiempo, o de presentismo, y ello conlleve qué duda cabe, vistas las cosas una reducción proporcional de la pensión y de su haber regulador. ¿A dónde vamos a llegar? Estamos llegando al parecer a la privatización poco a poco de un sistema público administrativo, y su derivación hacia conceptos meramente monetaristas y utilitaristas, y poco más. La idea de servicio público queda pues por detrás, como un objetivo a conseguir, pero primero están los ratios económicos y del presentismo. Así las cosas rezaremos a Dios, para que no nos pase nada de golpe, porque vista la normativa del título I del real decreto precitado, queda prohibido por real decreto enfermar, y eso sí las horas hay que recuperarlas, como dijo Marcel Proust, todo empleado público ha de hacer un examen de conciencia semanal, mensual, y anual, para ir a la búsqueda del tiempo perdido. Así esperemos que España crezca en progreso y prosperidad, a las pruebas me remito, y el tiempo dará o quitará la razón, y pondrá a cada uno y a cada paso y tuerca de tornillo, en su sitio. Por cierto ahora sobran puestos, porque los tullidos trabajan, los enfermos con fiebre acuden a su puestos, los que acaso les dio un síncope, han tenido nuevas fuerzas para levantarse, como Lázaro. ¿Esta idea de función pública acaso no la enrarece y la deshumaniza? Por último esperemos que por Decreto establezca cada Administración competente, la medalla al cumplimiento fiel de la compensación horaria, eso sí que al menos lleve aparejada un descuento o abono para las próximas horas que por enfermedad puedas dejar de consumir.
    Eduardo M. ORTEGA MARTÍN