Lectura como sinónimo de ciudadanos más libres y cultos
Cuando se convierte en un hábito es imposible desprenderse de él, pero si no se fomenta, acaba por perderse para siempre. La lectura, ese gran placer mental, encuentra su mejor caldo de cultivo estos días, en la vigésimo séptima edición de la Feria del Libro de Jaén, que hoy arranca en la capital jiennense con el escritor Manuel Rivas como invitado especial para la inauguración.
En una provincia con un índice de lectura de los más bajos no solo del país, sino de Europa, es fundamental promover cuantas más iniciativas mejor para fomentar la pasión por las letras, con todo lo que ello implica para el desarrollo como persona en el más amplio sentido de la palabra. Las administraciones públicas cuentan con una obligación y un papel decisivo en este aspecto y mecanismos suficientes para cumplir con su cometido, y en ello deben esforzarse, sea época de vacas flacas o no. Hasta el 3 de junio, el Paseo de las Bicicletas de la capital jiennense será el escenario central del programa de actividades organizadas, con el libro y quienes los escriben como foco de atención principal. La cercanía de este recinto con la Biblioteca promoverá que la visita a los expositores se complemente con encuentros programados con autores de obras de actualidad y plumas de reconocido prestigio. Una oportunidad esperada por los amantes de la Literatura y, asimismo, para atraer a quienes tengan la lectura algo olvidada. Una cita para que los libreros se echen a la calle, acerquen su “mercancía” a los viandantes en general y se pueda insuflar algo de optimismo a un sector que no pasa por su mejor momento.
La difícil coyuntura económica actual no puede ni debe ser excusa para no apostar por la Cultura. En la práctica, sin embargo, es uno de los capítulos que más sufren, con el hándicap de que un paso atrás es tan sencillo de dar, como difícil es recuperarlo después.