Le Pen, pena europea

La presidenta del Frente Nacional Francés arreglaría el problema de la inmigración ilegal en su país y en Melilla de un plumazo: negando la escolarización a los hijos de inmigrantes, además de privar a todos de la sanidad y ayudas sociales. Su actitud ultraconservadora y xenófoba ha sido tan “popular” y votada, que Hollande no ha tardado en seguirle los pasos y ha designado a un xenófobo ¿socialista?, Manuel Valls, como primer ministro. Y, junto a Francia, el gobierno alemán,  que expulsará del país a todo inmigrante, ¡incluso europeo!, que no encuentre trabajo antes de seis meses (forma indirecta de obligar a trabajar por un minijob y hasta por un inframinijob). Y, antes, Suiza, rechazando en referéndum a los inmigrantes al tiempo que da cobijo al dinero ilegal extranjero. Y España, parapetada tras sangrientas concertinas y un  Estrecho de ataúdes flotando. ¿Cómo puede ser que la culta Europa de la historia protagonice en el siglo XXI tal degradación de los valores y derechos universales? Vergonzosa forma de convocarnos a las ya cercanas elecciones europeas.

    01 abr 2014 / 22:00 H.