LAURA ZUHEROS GARRIDO. "Adaptarse a una cultura depende de tu implicación"

ALBA VILLÉN
Dijo el filósofo Hegel que nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión. Debe de ser que a esta marteña de veintiocho años le entusiasma lo que hace, porque ha conseguido numerosas metas y gracias a su esfuerzo y tesón sigue dando pasos en el ambito de la enseñanza. Movida por los idiomas estudió Traducción e Interpretación y, desde entonces, el mundo la ha visto dar vueltas de un lado hacia otro.

    19 ago 2012 / 10:27 H.

    Le quedó chico el continente y viajó a América, Asia y Oceanía también. Desde pequeña la responsabilidad ha sido su gran compañera y origen de todo lo que ha conseguido. Actualmente es profesora de español para extranjeros en Pekín. Laura no es de los jóvenes que marchan porque España no ofrece posibilidades, ella eligió vivir en el extranjero por que le apasiona conocer otras culturas, y esto es, hoy en día, lo que la hace feliz, aunque esté muy lejos de los suyos.
    —¿Cuándo nace su interés y pasión por las lenguas extranjeras?
    —Me han gustado los idiomas desde pequeña. Recuerdo estar de vacaciones y poner el oído para intentar descifrar qué idioma hablaban los guiris a mi alrededor.
    —¿En qué momento decidió que estudiar idiomas era su futuro?
    —Decidí estudiar Traducción cuando estaba en el instituto, antes de hacer Bachillerato, por eso luego escogí la modalidad que más útil me sería y trabajé mucho para tener buena nota en Selectividad y entrar en la carrera. Lo tenía todo muy claro.
    —¿Cómo se formó en esta especialidad?
    —Me licencié en Traducción e Interpretación en Granada, en el año 2006, con un año de Erasmus en Inglaterra. Apenas uno más tarde, no satisfecha con mi vida de traductora en una empresa en Granada, decidí dejar el trabajo y volver a estudiar. Cursé el máster de Enseñanza de español como lengua extranjera en el Centro de Formación de Profesores del Instituto Cervantes en Alcalá de Henares (Madrid).
    —¿En qué países ha estado y qué motivo la llevaron a cada uno de ellos?
    —Primero estuve en Inglaterra con la beca Erasmus, en segundo de carrera. En el último curso de la licenciatura conseguí una beca de movilidad durante cuatro meses, a Australia. Después realicé las prácticas del máster en el Instituto Cervantes de Rabat, en Marruecos. Y ya con un contrato de trabajo estuve en Canadá, como profesora de español en la Universidad de Montreal, y después en Rusia, también como docente en el Instituto Cervantes de Moscú. En la actualidad y desde hace casi un año trabajo en China, como profesora de español en el Instituto Cervantes de Pekín.
    —¿Qué es lo que la motiva y lo que más le gusta de viajar?
    —Viajar es como una droga, nunca me canso de visitar sitios nuevos. Cada lugar es diferente, especial y único. Me encanta conocer nuevas culturas y ver cómo vive la gente, qué hace, cómo habla, cómo piensa.
    —¿Con qué país se quedaría?
    —Es una pregunta imposible de contestar. Cada país tiene cosas positivas y negativas. Creo que no hay un lugar perfecto.
    —¿Su futuro está en el extranjero o es de esa parte de la sociedad que dice “algún día volveré a mi tierra”?
    —Está en el extranjero, al menos mientras tenga edad de trabajar. Cuando me jubile ya se verá, dependerá de mi situación personal en ese momento.
    —¿Qué echa de menos de España tras llevar años fuera de su casa?
    —Muchas cosas. Pero todo es sustituible excepto las personas. Se echa de menos a la familia y los amigos. También los momentos que te pierdes cada día: el cumpleaños de tu hermana, la boda de un amigo, la comilona del domingo...
    —Para trabajar, ¿España o el extranjero?
    —Elijo el extranjero, sin ninguna duda. Mi profesión, profesora de español para extranjeros, está desprestigiada y mal pagada en España. La gente piensa que con ser nativo basta para enseñar la lengua, pero, por supuesto no estoy nada de acuerdo.
    —¿Cómo se ve la situación económica actual de España desde fuera?
    —Igual que en España. Estoy rodeada de españoles que leen el periódico, ven el telediario y hablan de los mismos temas que la gente en nuestro país. Estamos menos expuestos al bombardeo de noticias, por supuesto, pero también nos importa y nos afecta. De hecho, a mí me paga el Gobierno de España, sé lo que son los recortes.
    —¿Choca la cultura asiática con respecto a la española? ¿Resulta difícil adaptarse a ella?
    —Hay muchas cosas que son diferentes. No creo ni siquiera que podamos hablar de cultura “asiática”, es demasiado general. No es lo mismo Japón que China o que Tailandia, y eso que todo es el mismo continente. Creo que adaptarse a una cultura depende mucho de las ganas de implicarte que tú tengas. Para empezar, creo que aprender la lengua es fundamental, incluso aunque sea poco creo que es necesario para desenvolverse en el día a día y ser independiente. De todos modos, creo que los asiáticos son acogedores.
    —¿Se cumple en su caso el tópico de que cuando se va al extranjero los españoles se juntan entre ellos solamente?
    —En mi caso se cumple ahora, porque estoy rodeada de españoles y otros hispanohablantes. No era así cuando era estudiante y estaba en el extranjero por otros motivos y con diferentes objetivos. Creo que depende del momento, uno acaba haciendo amistad con la gente que ve cada día.
    —¿Le permite su trabajo compaginar su pasión por los viajes? ¿Qué ciudades ha visitado desde que está en Asia?
    —Sí, aún no llevo ni un año en China y creo que no me puedo quejar en cuanto a los viajes. He estado en Camboya y Tailandia. Además dentro de China he visitado Shanghai, Datong, Pingyao y Jinan. Incluso un fin de semana fui a la costa, no muy lejos de Pekín, a un lugar llamado Beidaihe.
    —¿Qué es lo mejor de Pekín?
    —Pekín es veinticuatro horas. Puedes encontrar de todo, tiene muchos sitios curiosos y es un contraste aplastante de tradición y modernidad.
    —¿Qué papel juegan los idiomas en la base de la educación española? ¿Es suficiente lo que el Gobierno apuesta por ellos?
    —Me parecen fundamentales para poder ser competentes en cualquier parte, y no solo en nuestro país. El Gobierno había mejorado mucho en este aspecto en los últimos años, pero la crisis hace estragos en todos los ámbitos de la sociedad.
    —¿Qué opina de las nuevas medidas en Educación, o del cese de las oposiciones?
    —Opino que es una pena y una mala gestión del Gobierno, que no recorta en cosas que son mucho menos necesarias que en lo que supone la educación en una sociedad.
    —¿Cuáles son sus proyectos de futuro?
    — Trasladarme a algún sitio de Europa para vivir como me gusta, pero más cerca de España, donde hay un cachito de mí.