Las vacaciones son la mejor época para conocer los libros

Jorge Luis Borges generalizó la idea de que los libros, en sí mismos, influyen o, cuanto menos, dejan una pequeña huella en la identidad de las personas, al pronunciar 'Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído'. De ahí la necesidad de dejar vía a libre a los pequeños al material de lectura y la necesidad, asimismo, de tener cierta orientación sobre los gustos, autores y títulos mejor adaptados a la edad de los escolares.

    01 jul 2011 / 16:22 H.

    Las vacaciones de verano brindan una excelente ocasión para estudiar el material disponible en el mercado, rescatar del fondo de las estanterías los libros de los hermanos mayores o pedir a amigos y familiares que recuperen los suyos. El objetivo es que todas las historias que recogen vuelvan a suceder: sentarse junto a los hijos y presentarle los cuentos o novelas para que escojan libremente qué historia les apetece conocer y se introduzcan así por voluntad propia en el mundo de los libros.  Los escolares tienen más tiempo que nunca para hacer viajes con la imaginación al tiempo que perfeccionan su lectura y enriquecen su vocabulario.
    La Biblioteca Provincial de Jaén (situada en la calle Santo Reino de la capital), de hecho, recibe más visitas que en otras épocas del año. Según Cristina Martínez, auxiliar de instituciones culturales y responsable del área infantil en el centro de la capital, reconoce que las salas se llenan durante las mañanas de julio y agosto. “Muchos vienen con su padres para llevarse cuentos, pero otros, más mayores, llegan para jugar al ordenador, hacer los deberes y para leer cómics. Algunos pasan muchas horas en la biblioteca”, comenta. No es un consejo baldío recomendar a los padres que “exploten” las bibliotecas, y Martínez puede dar buena cuenta de ello. Asegura que la mayoría de los usuarios adolescentes van al centro desde que eran niños muy pequeños, de lo que se puede deducir que frecuentar el centro, entenderlo como un espacio lúdico, cultural y de ocio desde pequeño, es una muy buena fórmula para habituar a los niños a la lectura. De hecho, está comprobado que es una alternativa para los días libres, también para los padres, que dejan a los pequeños en la sala de lectura o de ordenadores mientras ellos hacen otros recados que podían ser engorrosos para los pequeños.
    Al preguntarle qué tipo de libros son los favoritos de los niños, no tiene duda: los cómicos, las historias de aventuras y unas sagas que los tiene embaucados, las de Gerónimo y Tea Stilton. “Tenemos que reponer los libros constantemente porque terminan destrozados por el uso”, dice. Los DVD infantiles y, en verano, los juegos de ordenador, también frecuentan en la lista de préstamos. Los adolescentes y primeros jóvenes siguen la saga de “Crepúsculo” todavía, años después de su primera publicación, y los títulos firmados por Laura Gallego son un buen enganche a la literatura fantástica, histórica o de aventuras.
    En las próximas semanas, el centro publicará un catálogo de recomendaciones, pero quien no quiera esperar tiene a su disposición mucha información en internet. La Fundación Germán Sánchez Rupiérez, la más avanzada en el estudio de obras destinadas al colectivo infantil y responsable del Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil, publica varias guías de forma periódica para padres e hijos, repartidas por edades y con la garantía de que los consejos no están motivados por los intereses de ninguna editorial, sino por el valor del contenido de las obras. Recoge los diferentes títulos en guías con títulos tan evocadores como “Lecturas con efectos secundarios”, “Muchos libros, muchos mundos” o “Historias con bocadillo”, de cómics. Nuria Fernández /Jaén