Las últimas palabras de Fraga

Esperanza Calzado/Jaén
'Era un hombre muy interesante, que vivía rodeado de libros y de recuerdos de su tierra: Galicia'. Así define a Manuel Fraga el sacerdote jiennense Juan Rubio, que tuvo la oportunidad de pasar, junto a la familia, los últimos días del político ya que iba a su casa a darle la comunión.

    17 ene 2012 / 10:10 H.

    En la calle Fernando el Católico vivía, desde que llegó a Madrid, Manuel Fraga,  con su hija Isabel. Cada domingo, desde el verano, acudía a misa a la parroquia de San Ricardo, donde trabaja el sacerdote jiennense y colaborador de Diario JAEN, Juan Rubio. Iba en silla de ruedas y muchas veces se le veía pasear por la calle. Especial interés tenía Fraga en los días en los que se celebraba la misa por Carmiña, su mujer. El 1 de enero comenzó su agonía. Ya no podía salir de casa y fue apagándose poco a poco hasta que el pasado domingo falleció.
    Los sacerdotes de la parroquia de San Ricardo se acercaban hasta su hogar para  darle la comunión y, precisamente, fue Rubio el que estuvo con él hasta el día previo a que perdiera el conocimiento. Ahora, las últimas conversaciones con el político gallego quedarán grabadas en la mente del cura.
    “Allí estaba, en su silla de ruedas, silente, emocionado, con el oxígeno puesto, saboreando las mieles de la victoria del partido que él fundó”, narra Rubio, que ha querido compartir esta experiencia con la sociedad, a través de su blog. Ambos mantuvieron varias conversaciones en la recta final y, como no podía ser de otra manera, la provincia jiennense estaba presente en ellas. “Cuando le dije que era de Jaén se sonrió y me habló de Cazorla, del Parador Nacional y de los muchos paradores que allí había. Me habló de una curiosa visita que hizo a Franco en Arroyovil, en Mancha Real, donde el Marqués de Villaverde tenía finca”, explica el sacerdote. También tuvieron palabras de recuerdo para Bailén y su parador, que lo transformó a la moda inglesa. “Me dijo que tenía mucho interés en este espacio, porque quería que fuera modélico”, continúa Rubio.
    Además, recuerda que Manuel Fraga se rio con estas conversaciones, sin fuerza pero con brío,  y que, incluso, en algún momento le besó la mano. Al día siguiente, precisamente, el político perdió el conocimiento.
    Con respecto a su familia, el sacerdote jiennense asegura que, durante los últimos días agónicos, estaba tranquila. Lo cuidaba su hija Isabel que, además, es médico en el clínico San Carlos. El colaborador de JAEN no deja pasar la oportunidad para recordar que ella es una fiel colaboradora de la parroquia.
    Juan Rubio califica a Fraga de  hombre “muy interesante”, independientemente de su ideología y de su pasado. Explica que vivía de forma humilde. Huyó de los lujos y se rodeó de la literatura. Según narra el jiennense, estaba rodeado de libros y de recuerdos a su tierra natal, Galicia, a la que echaba mucho de menos. “En una cercana librería de la misma calle se ven libros con su firma y dedicados a él. No le cabían más ejemplares en su biblioteca y tuvo que bajarlos y dejarlos allí”, explica el jiennense.
    Desde su muerte, en la calle Fernando el Católico de Madrid, junto a la librería del Fondo de Cultura Económica, se han apostado periodistas ante la noticia de la muerte de Manuel Fraga, un político que residía de políticos y escritores como José Manuel Marín o Jaime Lizabesky.