15 ago 2009 / 09:10 H.
Noventa minutos de tormenta se cebaron, de nuevo, con el municipio de Puente de Génave. Como en aquel mayo de 2007, el agua en forma de torrente anegó viviendas y sembró el pánico entre unos habitantes que son conscientes del peligro cada vez que se forma una tormenta en su sierra. Si en aquella ocasión fue el río Guadalimar el que hizo estragos, esta vez el desbordamiento del arroyo Peñolite hizo que el barrio de Santa Lucía quedara parcialmente cubierto por el agua que en algunas calles llegó a alcanzar una altura de más de metro y medio. Los técnicos de la Junta de Andalucía que ayer se desplazaron al municipio tendrán que explicar cuáles son las causas que causaron unas inundaciones y el estado de los cauces y las tuberías de agua. En este sentido, las obras previstas dentro del Plan E del Gobierno para evitar crecidas en el Arroyo Canales, comenzadas hace dos meses, quedaron parcialmente destrozadas antes de que cumplieran con su cometido. En plena noche del jueves, mientras los vecinos procedían a limpiar sus hogares, se escucharon las primeras voces críticas sobre el estado de limpieza de los arroyos. Este clamor ya se escuchó en 2007 y las distintas administraciones implicadas, Ayuntamiento y Junta de Andalucía, tendrán que determinar si, como aseguran algunos vecinos, la suciedad en los márgenes del río y arroyos tienen una relación directa con la tromba de lodo que anegó las casas. Los hechos son lo suficientemente graves como para que no se improvise una solución. Las dos graves inundaciones de los últimos tiempos en la población no han dejado víctimas, aunque sí cuantiosos años, y dentro de la dureza que supone ver como las familias pierden muebles, enseres y recuerdos, la tormenta da otra oportunidad para que todo lo que la acción del hombre pueda hacer se haga cuanto antes para evitar el mal mayor.