Las profecías del gran Orwell

Una vez más y ahora con una intensidad a la que no pensé asistir, compruebo la veracidad de las profecías del gran Orwell en su inigualable 1984. Aumenta el miedo por lo que queda por brotar de lo que están sembrando.

    31 may 2012 / 11:04 H.

    Es repugnante la táctica que usan para disminuir, incluso acabar, con la capacidad de comprensión del individuo para con las acciones y los métodos que utilizan para el dominio en base al dinero, al capital. Hay quien se ríe de la prostitución de las palabras, vaciándolas de sus significados e incluso inventando otras que nada dicen, intentos de confundir al máximo a los ciudadanos a los que ven y quieren conducir a la condición de súbditos. Para mí está muy claro que las naciones no están dirigidas, —no se puede equiparar la palabra Gobierno al nivel de una dócil obediencia a lo que los que mandan en los mercados ordenan,— por los elegidos democráticamente por el pueblo. No hay mejor ejemplo de cómo estos se hacen con el poder mediante unos programas que antes de cien días los cambian y ello se lo alaban sus “amos”. Usan la palabra “mercados” para indicar quienes dan las ordenes y las calificaciones y para mí un mercado no es nada, así de claro. Aquí la palabra “mercado” intenta tapar a la auténtica de “mercaderes”. Usando “mercaderes” se nos vienen a la mente más de uno, con nombre, apellidos y por supuesto rostro, ¿mucho rostro? ¡Ah! y en una democracia resulta que ocurre, entre otras barbaridades, algo como lo de Bankia y nadie da explicaciones. A veces me recuerda esto a El Pardo. ¡Así de claro!
    Félix Martínez es escritor