Las obras del tranvía, una batalla política a la que poner freno

La legítima oposición del PP al proyecto de instalación del “sistema tranviario” tuvo el pasado martes un episodio de largo recorrido mediático, pero poco razonado en el fondo y en las formas. El PP critica el coste y la utilidad de una infraestructura que no considera ni necesaria ni prioritaria para la ciudad.

    01 oct 2009 / 11:16 H.

    Desde esta posición, avalada por una parte de la ciudadanía, sus dirigentes presentan mociones y torpedean la línea de flotación política del equipo de Gobierno y aprovechan los problemas generados por unas obras de envergadura que tienen mediatizado el tráfico en la ciudad. Una estrategia acorde con su posicionamiento, pero que el pasado martes tuvo un punto de inflexión con una controvertida protesta. La paralización de la poda o tala de los árboles del Paseo de la Estación por parte del grupo municipal del PP, con su presidente y candidato a la Alcaldía, José Enrique Fernández de Moya, a la cabeza tiene mucho de fuego de artificio y tiene difícil explicación para un partido que estuvo en el gobierno de la ciudad y que en alguno de sus proyectos tuvo que sacrificar espacios ciudadanos, árboles o edificios para poder ejecutarlos. En este aspecto, la recién adquirida conciencia verde choca con algunas evidencias de un pasado no lejano como el derribo de árboles para la construcción del aparcamiento Avenida. El ejemplo de desobediencia ciudadana no es ejemplificador y además está vacío de contenido, una vez que tanto desde el Ayuntamiento como de la Junta se ha aclarado lo que pasará con los árboles y, sobre todo, el plan previsto para plantar 1.050 árboles. El Partido Popular no puede parar el tranvía, pero sí fidelizar que todos los compromisos adquiridos se cumplan en tiempo y forma y que, sobre todo, los problemas para ciudadanos, comerciantes y turistas se reduzcan a su mínima expresión. Una tarea que beneficiará a la ciudad, el resto es poner torpes piedras en el camino.