Las intensas lluvias hacen estragos en una tierra ya empapada
La jornada vivida ayer por los jiennenses fue sin duda una de las más complicadas desde que comenzaran las intensas lluvias hace ya meses. El temporal se cebó de manera impresionante en la provincia desde la madrugada, con casi sesenta litros por metro cuadrado en doce horas sólo en la capital.
Las incidencias registradas llegaron a dos centenares, el tráfico ferroviario estuvo cortado y alrededor de cincuenta carreteras de la red viaria provincial se vieron afectadas. La crecida del río Guadalbullón hizo estragos, pero también el fortísimo viento que, por ejemplo en Navas de San Juan, se convirtió en un pequeño tornado causó importantes destrozos a su paso.
Con todo, y pese a los destrozos que el agua y el viento dejaron a su paso, y que en su día deberán ser evaluados, la parte positiva es que no hubo que lamentar desgracias personales. Una circunstancia que parece casi milagrosa después de contemplar algunas de las imágenes dantescas de poblados completamente anegados como el de San Julián o barrios como el de Las Infantas o el municipio de Villlargordo, entre otros, con sus calles convertidas en lagos de la noche a la mañana. En la otra cara de la moneda, el esplendor de los pantanos, que dejan estampas absolutamente impresionantes y casi olvidadas.
Desde luego, si hay algo que subrayar es la coordinación entre todas las administraciones implicadas, de manera que no se produjeron situaciones de desamparo que pudieran dar lugar a una alarma injustificada. El día fue especialmente duro y muy complicado, desde muy temprano, pero todo estuvo siempre estuvo bajo control y pendiente de la evolución de las condiciones meteorológicas, un factor clave para actuar cuando fuese preciso. La celeridad a la hora de reaccionar en momentos de aparente caos es decisiva para evitar males mayores y restablecer cuanto antes la normalidad.