08 jun 2014 / 22:00 H.
Las facilidades que ofrecen a día de hoy las redes sociales, las nuevas tecnologías y el avance de los teléfonos móviles son infinitas. Son grandiosas las posibilidades comunicativas con las que contamos. Está muy bien y permiten que puedas dirigirte a personas con las que tengas cierta dificultad para hablar a diario. Hacen que puedas ver a diario a través de la red o algunas aplicaciones a algunas personas, y poder estar conectado a todas horas con ellas. Todas estas ventajas, facilitan la forma de quedar y hablar con las personas que tienes más cercanas en el día a día. Todo esto es asombroso, es una suerte. Pero luego está la parte mala. El momento en el que ves cómo existen situaciones en las que tristemente estas ventajas hacen que se destrocen situaciones sociales. Ver a dos o más personas sentadas en una cafetería sin hablar es cada vez más repetitiva. Cada día se ven a más familias después de comer o cenar sentadas en el salón de la casa sin conversar o sin ver la tele. A veces, estamos tan pendientes de subir a las redes el contenido de lo que estamos haciendo, que no lo disfrutamos. Por eso creo que es muy importante que aprendamos a usarlas y las disfrutemos más.