Las elecciones europeas y la liga
Las elecciones europeas están como la liga: parece que nadie la quiere y que todos centran sus esfuerzos en buscar excusas para cuando llegue la derrota. Por un lado está el amable Cañete, que llegó tarde y buscando a tientas el apoyo de Aznar en lugar de contar algo de lo que lleva en su programa electoral, aunque el panfleto ya sea menos fiable que un extesorero de su partido yendo a Correos.
Por eso, lo más destacable de sus días de precampaña ha sido un tropiezo que solventó preguntando a todos los que estaban a punto de soltar la risa sí Aznar les había llamado amigos, como a él. En el bando contrario está un PSOE que todavía no ha dicho si hará esto o lo otro, más que nada porque aún ni ellos saben que harán, y que presenta a las elecciones a una nueva esperanza rubia al estilo de Susana Díaz: una iluminada del socialismo que ha vivido toda su vida pegada al puño y la rosa, pero que de los problemas de la calle sabe lo mismo que el cura de Canena de los vaivenes del matrimonio. Aunque eso sí, tiene el chándal de la demagogia bien ceñido a su figura y sabe cuándo bajarse la cremallera y enseñar cacho socialista para levantar aplausos. Pero se olvidan de algo: Griñán no pinta nada en Europa y no puede hacer valer su dedo. Después, hay más partidos, o eso dicen, pero en Europa la liga es como en España y solo juegan dos. Por eso, aunque solo sea por animar un poco el cotarro, a ver si aparece alguien capaz de emular al atlético pero en terreno político, aunque también tenga como prioridad que pierda el otro y, después, si eso ya vienen y nos cuentan lo que traen ellos, si es que traen algo.
Pedro Martos Jiménez / Jaén