02 dic 2008 / 23:00 H.
Estamos empezando a poner nombre y apellidos a la crisis porque tras cada cifra estadística hay un nombre con una familia detrás que lamenta perder su puesto de trabajo por la crisis financiera mundial, con repercusiones en el parón de la construcción y la psicosis de la sociedad, que parece haber casi paralizado el consumo “hasta verlas venir”. No es nada nuevo de España, aunque aquí haya un millón de viviendas sin vender o en construcción, por lo que los efectos se están produciendo de forma dramática en todo lo que hoy conocemos como Occidente. Europa, sin ir más lejos, está tan “tocada” en el sector del automóvil como lo está Estados Unidos, donde el presidente electo Barack Obama, lo primero que le pidió al presidente saliente George Bush tras las elecciones de noviembre fue un impulso de la automoción con un ingreso multimillonario de dólares. Hasta ahora sólo había leído estas noticias macroeconómicas, pero ahora llevamos dos meses con dramas personales porque la crisis provocada por la avaricia financiera está llevándose por delante puestos de trabajo. En la provincia de Jaén han perdido su trabajo 358 comprovincianos, la cifra más baja de toda Andalucía, cierto, pero seguimos sumando y en estos momentos estamos en los 44.114 parados actuales, sobre el 18 % de la población, según la Encuesta de Población Activa. Seguro que hay empresas que están construyendo tejido empresarial, pero no se dejan notar y la tormenta de noticias negativas no hace más que esconder esas otras buenas realidades. Esperemos que la campaña de recolección de la aceituna, que ha empezado de forma esporádica por el temporal de frío y nieve, nos lleve durante los meses de diciembre y enero a un repunte importante de la tasa de empleo. Si el sector olivarero mueve la economía, estaremos en el mejor camino para el repunte que todos anhelamos en 2009.