Las causas perdidas

¿Hacemos una porno?. Sin ser Jim Carrey, soy como dios. Podréis vilipendiarme, excomulgarme, tacharme de blasfema y, aun así, seguiré siendo, como aquel que habita el Reino de los Cielos, otro garante más de las causas perdidas (véase Karl Marx). ¿Hacemos una porno? está a punto de pasar sin pena ni gloria por las salas provinciales y, aunque, en parte, eso propicia pases unipersonales excepcionalmente excepcionales sin ruiditos que valgan del vecino de butaca masticando energúmenamente palomitas de maíz, no deja de ser una cosa terrible.

    24 jun 2009 / 09:27 H.

    Terribilis. Terribilísima. Y no sólo por que esta es la última muestra fílmica del siempre excéntrico embajador de la comedia indie made in IU ES EI Kevin Smith. Tampoco por que el guión es un maná de gags particularmente desternillantes. De hecho, demasiados diálogos entre los protagonistas son el colmo del onanismo smithiano y de su universo gringo. Su notabilidad [de la película, claro] no se debe siquiera a la presencia de la mítica Nora Louise Kuzma, más conocida como Traci Lords, resucitando al porno con la increíble capacidad de hacer burbujas con su vagina.
    Las maravillas de ¿Hacemos una porno?? son todos estos ingredientes juntos, más un reparto estelar divertido, desvergonzadamente digno y descarado puesto al servicio de las perspectivas mundanas y desorbitadas de un Kevin Smith que consigue encontrar, más allá de la mentira del porno, del malabarismo del cine dentro del cine y de intentonas de películas con nombres del tipo Guarra de la galaxia y Trágate mi cipochina, la fórmula secreta para sortear la crisis, llamar a las puertas del amor y, con suerte, quedarse rezagado dentro.  Por Nuria López Priego