Las caras de Bélmez
Resurge con fuerza el tema de Bélmez de la Moraleda, atractivo pueblo enclavado en plena Sierra Mágina, dentro de nuestra “mágica” provincia de Jaén. Las llamadas “caras de Bélmez” vuelven a salir a la palestra y en esta ocasión con más fuerza mediática que nunca. El relevante periodista dedicado desde hace mucho tiempo al asunto del misterio, Íker Jiménez —a quien me une una excelente amistad desde hace ya muchos años—, y su mujer, Carmen Porter, han dedicado a este desconcertante tema dos completos programas, con máxima audiencia, dentro del espacio televisivo que capitanean, —Cuarto Milenio— emitidos por el canal Cuatro. Desde el punto de vista de quien esto escribe, se ha llevado a cabo, por fin, un estudio riguroso y serio, además mostrado a la opinión pública de una forma veraz y esclarecedora. Debíamos saber científicamente hablando si aquello respondía a un fraude, si alguien había pintado los inauditos rostros con aire entre místico y misterioso, y si así hubiera sido, vislumbrar los presuntos motivos que podrían haber estado detrás de ello.
Pero el “fenómeno Bélmez” queda fuera de toda duda: algo sin aparente explicación hizo que se plasmasen, en el suelo cimentado de aquella antigua cocina de la fallecida María Gómez Cámara, una serie de impactantes imágenes. Ya el comunicador vitoriano adelantó algo hará más de una década con un curiosísimo libro, Tumbas sin nombre, en el que, cotejando los rostros aparecidos en el cemento de la vieja casa con familiares de la propia dueña asesinados en el Cerro Cabezo de Andújar, parecían corresponderse en rasgos muy característicos. Si hay algo que caracterice a Íker es su neutralidad en todo cuando presenta a su público sin tomar partido en ello hasta el punto de haber estado dispuesto a aceptar cualquier tipo de resultado en los estudios emprendidos con tecnología del nuevo milenio. La meta: Llegar, al fin, a una conclusión, y se logró. Sé que se seguirá hablando de este tema, más en nuestra provincia jiennense, universalizada precisamente por tal fenomenología, pero al César lo que es del César y a Íker Jiménez lo que es de Íker Jiménez.
Pero el “fenómeno Bélmez” queda fuera de toda duda: algo sin aparente explicación hizo que se plasmasen, en el suelo cimentado de aquella antigua cocina de la fallecida María Gómez Cámara, una serie de impactantes imágenes. Ya el comunicador vitoriano adelantó algo hará más de una década con un curiosísimo libro, Tumbas sin nombre, en el que, cotejando los rostros aparecidos en el cemento de la vieja casa con familiares de la propia dueña asesinados en el Cerro Cabezo de Andújar, parecían corresponderse en rasgos muy característicos. Si hay algo que caracterice a Íker es su neutralidad en todo cuando presenta a su público sin tomar partido en ello hasta el punto de haber estado dispuesto a aceptar cualquier tipo de resultado en los estudios emprendidos con tecnología del nuevo milenio. La meta: Llegar, al fin, a una conclusión, y se logró. Sé que se seguirá hablando de este tema, más en nuestra provincia jiennense, universalizada precisamente por tal fenomenología, pero al César lo que es del César y a Íker Jiménez lo que es de Íker Jiménez.