Las Canteras exige un mejor servicio de correspondencia
La falta de entendimiento o la nula respuesta por parte de las adeministraciones lleva a algunas asociaciones de vecinos a la resignación por no ser escuchados ante las necesidades que tienen. Algunos, incluso, sienten “abandono”.

Es el caso de Ana Belén Tirado Ocaña, presidenta del colectivo de Las Canteras, que lamenta que lleven años con problemas en el correo ordinario, ya que, según comenta, la encargada de repartirlo no lo deposita en las casas destinatarias. “Los vecinos no encuentran su correspondencia en sus domicilios y deben acudir a otras viviendas a preguntar por él. Esta cartera deja los sobres donde quiere y provoca problemas, puesto que existe información importante, como citas para el médico de personas mayores”, relata. Desde hace casi cuatro años las casas disponen de número para identificarlas, por lo que, según Tirado, “no hay excusa para no entregarlas de forma ordenada”. No entiende que siga ocurriendo en una zona que no es muy grande y acumula 17 familias. Al acudir a Correos no les facilitaron solución alguna.
Es el caso de Rafael Requena López, presidente del colectivo de San Vicente de Paúl, que tiene que recurrir a velas en la sede de la asociación porque no disponen de luz desde hace un mes. “El concejal de participación ciudadana nos engañó. No nos pagan los gastos corrientes de cinco años y tuvimos que hacer un escrito para presentar lo que conlleva el agua o la limpieza de basura. Este Ayuntamiento nos tiene abandonados”, asegura Requena. Se queja de que la calle Antonio Díaz acumula años sin un nuevo asfaltado, lo que provoca problemas derivados de ello, como son que los niños recojan piedras del suelo y las lancen contra los transeúntes, según denuncia Requena. “Parece que en el centro de Jaén sí que hay dinero para maceteros, pero en los barrios de la zona del Castillo no nos hacen caso. Por lo menos que nos pague la luz y el enganche”, reivindica.
En el barrio de San Juan se encuentra la asociación de vecinos Torre del Concejo, presidida por María López Ruiz, que mantiene una “batalla” prolongada en el tiempo que tiene su epicentro en la Plaza de los Rosales, donde jóvenes se reúnen para “hacer botellón” e incluso orinar en la vía pública, lo que causa mal olor en la zona. “Pusimos una cámara de vigilancia y lograron romperla. Pedimos que haya más control de agentes, pero que permanezca a pie y no pase con un vehículo porque al irse el vehículo policial vuelven a la plaza”, dice López Ruiz. Asimismo, recientemente sospechan de que las inmediaciones es un punto de venta de droga.