Las calderas de Pedro Botero
Calentitos, recién salidos de las calderas de Pedro Botero, los presupuestos de la calcinación del bienestar social se han hecho cuerpo en el Libro Amarillo, cuyo título podría referirse a un relato de Julio Llamazares (no confundir con Gaspar Llamazares), y cuya presentación es una dulce sentencia de muerte. Dice así: “Un esfuerzo sostenido para la recuperación”.
Una nota sin expulsar el aire. Hasta la asfixia. Según el Libro Amarillo de los Presupuestos Generales 2014 “la política económica desarrollada por el Gobierno desde el inicio de la legislatura se ha centrado en mejorar la competitividad de nuestra economía, recapitalizar y reestructurar el sector bancario, modernizar el mercado de trabajo y garantizar unos niveles de déficit y deuda pública que fuesen sostenibles, y todo ello prestando una especial atención a las necesidades sociales con el fin de dar una respuesta adecuada a los efectos derivados de la desfavorable situación económica que venimos afrontando en los últimos años”. El gobierno lleva esforzándose, desde el primer segundo de su legislatura, por chamuscar la dignidad de quienes le concedieron patente de corso en las urnas. Los bancos se han llevado 40.000 millones de los presupuestos públicos; a la empresa privada se le han concedido plenos poderes para cercenar los derechos laborales de los trabajadores; la deuda pública subirá al 99,8 % del PIB al cierre de 2014, lo que supone aproximadamente 1,05 billones de euros, en tanto que el pago de intereses podría alcanzar los 36.590 millones de euros. Según el Banco de España, el déficit primario entre ingresos y gastos ha supuesto un 70% del aumento de la deuda pública durante la crisis. Una vez conseguida la patente, sin prisas, a sangre fría, confiscan un 28% para gastos de los partidos políticos, o sea 84 millones de euros. Los ancianos solo verán revalorizada su pensión en un 0,2% y los recursos para Educación Secundaria, Formación Profesional y Escuelas de Idiomas se reducen en un 7,4%, más una reducción de la inversión en I+D, un incremento de tasas universitarias, además, entre otras cosas, de la exclusión sanitaria y la abolición de las ayudas a la dependencia, con un colofón del 26% de paro. ¿Será el achicharramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos la única forma de recuperación económica de los partidos políticos? ¿Aceptarán los que están en la oposición la tajada que les toca?
Guillermo Fernández Rojano es escritor