Las 60 viviendas de El Valle, al borde de una rebelión vecinal
Javier Esturillo/Jaén
La urbanización conocida como las 60 viviendas del polígono de El Valle está fuera de control. La convivencia entre los residentes ha llegado ya a tal extremo que, en cualquier momento, puede saltar la chispa que produzca el estallido de una rebelión vecinal. La situación ha pasado de preocupante a alarmante.

La urbanización conocida como las 60 viviendas del polígono de El Valle está fuera de control. La convivencia entre los residentes ha llegado ya a tal extremo que, en cualquier momento, puede saltar la chispa que produzca el estallido de una rebelión vecinal. La situación ha pasado de preocupante a alarmante.
Lo dicen los propios inquilinos de los bloques a través de un comunicado difundido por la Asociación de Vecinos Passo. En él, piden auxilio a las administraciones para que intervengan de inmediato con el fin de solucionar los gravísimos problemas de convivencia que padecen a diario. “La situación es crítica”, dicta una nota en la que los residentes denuncian el “abandono” que sufren por parte del Ayuntamiento y la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (Epsa), organismos que, el pasado 7 de agosto, se comprometieron con los vecinos a resolver no sólo las dificultades entre ellos, sino a rehabilitar el residencia. Prácticamente un año después, “Passo” critica la pasividad de las administraciones y el “incumplimiento” de las promesas que, en su día, hicieron a las familias que habitan en régimen de alquiler, desde 1998, en unos pisos de protección.
La convivencia es tan complicada que de las palabras se han llegado a las manos. Algunos vecinos denuncian agresiones provocadas por una realidad “demasiado dura y difícil”. El colectivo vecinal exige medidas urgentes para evitar que las cosas vayan a mayores y se produzca una “desgracia”. Por el momento, han solicitado una reunión con el subdelegado del Gobierno, Fernando Calahorro, para tratar el asunto, aunque advierte que están dispuestos a “llegar donde haga falta”. De hecho, no descartan recurrir al Defensor del Pueblo Andaluz o a instancias mayores con tal de que alguien escuche sus reivindicaciones y tome cartas en el asunto.
“Pedimos ayuda a los medios de comunicación para destapar esta realidad infrahumana, que ninguna persona merece sufrir”, lamenta “Passo” en la nota pública. Basta con asomarse a la urbanización para entender los mensajes de socorro lanzados por los vecinos. Ventanales destrozados, puertas arrancadas de las bisagras, buzones quemados, porteros electrónicos hechos trizas o patios comunes sin electricidad forman parte de la rutina en las 60 viviendas. Todo ello un año después de que representantes del Ayuntamiento y la Junta anunciaran unas obras que no acaban de arrancar.