Lamentable

Desde Jaén. Estamos siendo testigos de un despropósito en toda regla. Las cárceles que en la actualidad se han construido se asemejan a un hotel de varias estrellas. Los delincuentes que son condenados y llevados a una prisión como la de Zaballa en Nanclares de Oca de Álava tienen suerte.

    10 jun 2012 / 09:41 H.

    Su interior esta dotado de varias prestaciones y servicios que muchos de los ciudadanos respetuosos con la ley distan mucho de poseer. Piscina climatizada y celdas a las que se han incorporado televisiones de plasma son algunos de los “privilegios” de los que disponen los que han pisoteado las normas establecidas. En una situación como la española donde los recursos públicos son muy escasos habría que preguntarse: ¿Quién ha sido el responsable que no tiene responsabilidad? ¿Quién ha sido la persona o personas que han aprobado el diseño de estas prisiones? El autor o autores de semejantes despropósitos deben rendir cuentas a los ciudadanos. Una democracia no puede permitir tamaño despropósito. Un estado de derecho ha de ser respetuoso con todos y cada uno de los ciudadanos, para lo cual ha de aplicarse un principio. El de la justicia. No es presentable y mucho menos ético que a quienes van más allá de lo permitido por las reglas establecidas, a quienes han matado, violado o robado se les recluya con una serie de servicios que también han sobrepasado la línea de lo racional. No se trata de privarles de libertad por los delitos cometidos encerrados en una mazmorra, sino que su encierro les suponga una fase de redención y a la vez les sirva para meditar su pasado y así reconducir su futuro. Todo ello en un entorno austero, acorde con el comportamiento que han tenido con la sociedad. Quien delinque no puede ser premiado con servicios y prestaciones que muchos de los ciudadanos no podemos disfrutar por falta de recursos. Quien sortea la ley debe atenerse a las consecuencias y no son otras que el castigo que marca la ley. Sin ninguna clase de privilegios.
    FERNANDO CUESTA GARRIDO