Lágrimas de la Trinidad por el Cautivo marteño
El Cautivo y la Trinidad llevaban dos años sin “bendecir” las calles en el Martes Santo trinitario. Había muchas ganas de verlos desfilar y de admirar su encuentro en la Fuente Nueva. Y eso se notó en el entorno del monasterio de las reverendas madres trinitarias.

Era, sin duda, un momento muy esperado. Por fin, para los miles de devotos que aguardaron en el casco antiguo se alejó la lluvia en un Martes Santo. Y la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo de la Túnica Blanca y María Santísima de la Trinidad en su Mayor Dolor y Desamparo lo festejó por todo lo alto. El vicehermano mayor, Juan Moreno, se mostraba emocionado porque las imágenes llevaban ya dos años sin desfilar en este día tan especial para los marteños, y tres sin poder realizar el famoso encuentro en la Plaza de la Fuente Nueva, una tradición que se conmemora desde que la cofradía se reorganizó en 1946.
Las imágenes radiaban rodeadas de velas y resultó espectacular su salida del monasterio, ante la mirada de las religiosas y de una multitud que apenas dejaba paso para ese paseo triunfal. Las puertas se abrieron, y entre el bullicio de los aplausos y tras la cruz de guía, arrancó el desfile la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Fe y del Consuelo de Martos, que tocó para El Cautivo la marcha que la formación le compuso, “Santísimo Redentor”. El clamor fue sobresaliente cuando salió al exterior el Señor, acompañado por más de trescientos nazarenos, rodeado por un manto de claveles rojo pasión y portado por sesenta y cuatro devotos, bajo el mando de Andrés Jiménez Velázquez. Le acompañó la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Vera Cruz de Palma del Río (Córdoba), que emocionó con sus marchas a Jesús de la Túnica Blanca.
La Trinidad salió después, llevada por más de setenta portadores, guiados por Miguel David Chamorro Torres, y junto a algunas mantillas. Poco a poco, bajó por las escaleras del monasterio, en una salida complicada a la vez que sobrecogedora. Muchos de los presentes no podían aguantar las lágrimas al contemplar la imagen de María, rodeada de rosas y seguida por un centenar de hermanos de luz que, por fin, cumplían la promesa de caminar junto a la Virgen. La Banda de Música de El Carpio (Córdoba) puso la nota musical, interrumpida solo por cantos espontáneos y aplausos a la Reina trinitaria. Más de mil cien personas participaron de forma activa en un cortejo digno de admiración y seguido de cerca por otros miles de devotos que soñaron, desde hace meses, con este día.