'Lagarto Madaleno', la empresa infantil que vende ilusión y papel
Fran Cano /Jaén
El colegio Ruiz Jiménez vive de su ilusión. El alumnado no solo está feliz por la inminencia de las vacaciones navideñas, sino porque presume de tener algo tan valioso como necesario: su propia empresa. 'Lagarto Madaleno' es el nombre de la cooperativa de reciclaje de papel que los estudiantes de quinto y de sexto de Primaria han echado a andar con el desparpajo de los niños y la responsabilidad de los adultos, personificada en el profesorado, que tutela a sus discípulos en una aventura apasionante.
El colegio Ruiz Jiménez vive de su ilusión. El alumnado no solo está feliz por la inminencia de las vacaciones navideñas, sino porque presume de tener algo tan valioso como necesario: su propia empresa. 'Lagarto Madaleno' es el nombre de la cooperativa de reciclaje de papel que los estudiantes de quinto y de sexto de Primaria han echado a andar con el desparpajo de los niños y la responsabilidad de los adultos, personificada en el profesorado, que tutela a sus discípulos en una aventura apasionante.
Los primeros beneficios ya caen como fruta madura: más de doscientos euros tras las ventas en dos mercadillos celebrados en el centro. “Emprender en mi Escuela” (ELE) es un proyecto que la Junta pone al servicio de los colegios en colaboración con la UE. Violeta Pérez, profesora del “Ruiz Jiménez”, recibió las instrucciones del Ejecutivo andaluz para vertebrar la actividad en su colegio y enseñarles a los pequeños cómo funciona el mundo laboral. Hasta sesenta y ocho instituciones académicas de la provincia apuestan por este plan pedagógico, útil para desarrollar la creatividad del alumnado. El “Ruiz Jiménez” decidió, cuando empezó con su “negocio” el pasado octubre, que vendería artículos reciclados. La elección obedece a una realidad social que atañe a los estudiantes: la mayoría de sus padres se dedica a la chatarrería. Los responsables del centro reconocen que su objetivo es que la idea de trabajar en comunidad sirva tanto para que los escolares la contemplen como opción en sus carreras profesionales como para que sus progenitores la imiten cuanto antes. “Muchos de nuestros chicos viven en San Vicente de Paúl, algunos en contextos complicados. Es bueno que la filosofía de la cooperativa se extrapole a sus hogares. En ello trabajamos”, asevera Pérez.
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