La vuelta de Manolo Urbano

El domingo último, miraba el teletexto cada dos por tres para confirmar que el Real Jaén seguía ganando en Alicante, releía un perfil biográfico de Giner de los Ríos y, de fondo sonoro, la televisión ofrecía una charla con Miguel Ríos a la que no prestamos atención hasta que el granadino reivindicó para su tierra el famoso 'ni polla'.

    01 nov 2013 / 18:05 H.

    Beni, que creo que leía en Babelia el artículo de Antonio Muñoz Molina, tuvo que interrumpirlo porque metafóricamente puse el grito en el cielo cuando el viejo y amigo rockero quiso llevarse lo que era nuestro, repitiendo faenas antiguas como las realizadas con las inolvidables figuras de Manuel Ángeles Ortiz o Andrés Segovia, por poner dos ejemplos en los que, quizá, ellos pusieron algo de su parte desde que necesariamente tuvieron que marcharse a estudiar en la órbita de la Universidad de Granada. En su facultad de Derecho obtuvo la licenciatura Manuel Urbano Pérez Ortega, que desde el principio tuvo clara la idea de volver a su tierra porque lo necesitaba para recuperar exiliados como Manuel Andújar —con el que tiempo después, propiciada por el propio Manolo Urbano, íbamos a gozar de una tarde inolvidable amigos como Miguel Viribay o Molina Damiani—, o enlazar con la senda pérdida, ignorada, perseguida que Demófilo había iniciado en Andalucía. Los textos sobre Giner de los Ríos y Muñoz Molina tuvieron que esperar porque Miguel Ríos, sin pretenderlo, nos convocó a hablar de Jaén y, como el “ni polla” es el símbolo emblemático de su antropología, necesariamente hablamos de Manuel Urbano, porque en aquel tiempo de su vuelta y hasta la llegada de los profesores al Colegio Universitario Santo Reino y, por tanto, de la Universidad de Jaén, fue prácticamente el único miembro de la cultura progresista en la provincia jaenera que la sacaba a esa universalidad a la que él renunció para intentarlo con la tierra que lo necesitaba, la que amará allí donde quiera que se encuentre. Lo que no sabíamos, en aquella modesta conversación del domingo último, es que Manolo Urbano se había ido a ese otro mundo que nos está esperando, aunque, eso sí, dejando su poesía como casa del ser importante para Jaén que fue y seguirá siendo.

    J.J. Fernández Trevijano es periodista