La vuelta al mundo en tiempo récord
M. J. Velasco / Jaén
Una de las apuestas más famosas de la literatura, creada por Julio Verne, se convirtió en un mito de la televisión infantil en la década de los ochenta bajo el título La vuelta al mundo de Willy Fog. Ayer volvió a la vida en el Nuevo Teatro Infanta Leonor en forma de musical con actores reales.

Una de las apuestas más famosas de la literatura, creada por Julio Verne, se convirtió en un mito de la televisión infantil en la década de los ochenta bajo el título La vuelta al mundo de Willy Fog. Ayer volvió a la vida en el Nuevo Teatro Infanta Leonor en forma de musical con actores reales.
La versión más querida del clásico de Julio Verne cobró vida de nuevo en dos funciones celebradas ayer en el Nuevo Teatro Infanta Leonor. Se trata de La vuelta al mundo de Willy Fog, el musical. Una revisión de Claudio Biern Boyd basada en la mítica serie de televisión de dibujos animados de BRB, que desde su primera emisión en Televisión Española en 1983, hizo vibrar a los niños con las aventuras del intrépido león alrededor del globo. Después de un gran número con todos los personajes sobre las tablas que interpretaron la canción principal, dada a conocer por Mocedades, comenzó la emocionante narración.
La historia trasladó a los asistentes al Londres de 1872, ciudad a la que llegó Rigodón, con la clara intención de convertirse en el mayordomo del protagonista y abandonar su ajetreada carrera de artista de circo que había llevado hasta entonces. Escondido en su maleta, le acompañaba el pequeño Tico, que se unió a su “periplo” por Inglaterra. Ambos cantan una versión lenta del conocido Sílbame para dar a conocer la profunda amistad que los une. Tras una estrafalaria entrevista de trabajo en la que el recién llegado lo pasó muy mal para que su nuevo patrón no se percatase de que contaba con un “polizón”, consiguió el puesto.
Fog se pasó, como es habitual en él, por su club social, donde, se encuentra con lord Guiness que, en un guiño a la audiencia, señaló en un mapamundi el barrio de la Magdalena de Jaén. Después de una aireada discusión con el señor Sullivan, que lo retó a recorrer el mundo en tiempo récord, con veinte mil libras en juego, el aludido aceptó y se dispuso a partir, no sin antes disfrutar de una partida de billar. Esa misma tarde, Sullivan contrató los servicios del malvado Transfer, un lobo al que le brillaba un ojo, para dar al traste con los planes del león. Por su parte, el inspector Dix confundiría a Fog con el ladrón de un banco e intentaría arrestarle durante el viaje.
Primera parada. Esa misma tarde, el protagonista partió con su mayordomo hacia el Canal de la Mancha para pasar por Francia e Italia hasta llegar a Egipto, donde Transfer, disfrazado de vendedor ambulante, les sustrajo los pasaportes y se ocultó en un templo. Por suerte, la aparición de Tico, que persiguió al rufián, sirvió para recuperar los documentos, después de una alocada persecución con canción incluida, en la que todo el mundo sabía qué buscaba excepto Dix, quizá porque, en esta versión de la historia, no estaba acompañado de su fiel Bully, como en los dibujos animados. Con Tico como parte del grupo, los tres amigos continuaron su carrera contra el reloj.
aventura en la india. Al llegar a Bombay el grupo de Fog se montó en un tren cuyas vías no estaban acabadas. por lo que se vieron perdidos en la jungla. En un claro se encontraron con Transfer, que les alquiló un elefante por una suma considerable y, antes de llegar a su destino, se toparon con un grupo de seguidores de la diosa Kali, que pretendían en sacrificar a la joven princesa Romi para que se reuniera en la muerte con su recientemente fallecido marido, el Marahá. Tras un emocionante rescate en el que destacó la puesta en escena del paquidermo, que se movía en cuatro direcciones, se enamora de Fog y se unió al grupo. Después de muchas vicisitudes, los amigos consiguieron volver a Londres en el tiempo establecido y se disiparon las falsas acusaciones de latrocinio sobre el león.