La Virgen de la Capilla se señorea por Jaén
Irene Bueno/Jaén
La Virgen de la Capilla permaneció, ayer, arropada por su pueblo en los diferentes actos religiosos y festivos que se sucedieron a lo largo de la jornada. La procesión, a última hora de la tarde, congregó a miles de personas a lo largo del recorrido con la imagen. La patrona de la capital se señoreó, ayer, por las calles del centro de la ciudad.
La Virgen de la Capilla permaneció, ayer, arropada por su pueblo en los diferentes actos religiosos y festivos que se sucedieron a lo largo de la jornada. La procesión, a última hora de la tarde, congregó a miles de personas a lo largo del recorrido con la imagen. La patrona de la capital se señoreó, ayer, por las calles del centro de la ciudad.
Lucía el manto rojo, donado por los Condes de Corbull, y desfilaba sobre un trono totalmente restaurado, al que se le ha puesto una parihuela nueva y se ha plateado. La ornamentación floral a base de lilium y gerberas en blanco con remates en rojo conferían al conjunto una mayor elegancia y clasicismo. Como en años anteriores, los hermanos de la Cofradía de la Virgen del Rocío aguardaban la llegada del paso en diferentes puntos de su recorrido para rociarla con sus canciones. Además, en la comitiva se encontraba la representación del Cabildo de la Catedral —entre ellos el deán, el vicario judicial y el delegado de medios de comunicación, Antonio Garrido, que ha sido el predicador de la novena de este año—; de la Corporación Municipal, con la alcaldesa al frente, y de las diferentes cofradías de Pasión y Gloria de la capital. En esta ocasión, la Hermandad de la Virgen de la Capilla también ha ejercido de anfitriona para la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza, de Andújar, que estuvo presente en el desfile procesional.
Misa de Cabildos
El obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, contextualizó la homilía de la Misa de Cabildos a la Virgen de la Capilla con la proximidad del Corpus Christi y con la caridad cristiana. Tuvo un recuerdo para la figura de Bernabé Soriano, del que recordó su amor a la Virgen, pero también su práctica caritativa en el día a día, en su consulta. Así, hizo hincapié en que todos los días, antes de ir a pasar consulta, hacía una visita a San Ildefonso. Después ayudaba a sus pacientes, incluso, sufragando las medicinas. Ramón del Hoyo concelebró la eucaristía con alrededor de treinta sacerdotes. Además, acudió la representación del Cabildo y de la Corporación Municipal.