La vida no sigue igual
Parece que, por el hecho de estar vivos y de que más o menos todos vayamos tirando, gracias a la economía sumergida, las cosas siguen lo mismo, pero no. Aunque ganara Rubalcaba el debate, Rajoy ganará las elecciones.
A partir de ahí en el PP deberán dejarse de tanta monserga y queja y tendrán que ponerse las pilas. Veamos: tienen que desregular el desempleo y el paro, que ya está bien de tanta sopa boba; dar las ayudas a quien deben dárselas, es decir a los empresarios y terratenientes, que son quienes arriesgan el capital; liberalizar aún más el mercado laboral, bajar los sueldos de los obreros, privatizar progresivamente la sanidad, precarizar la escuela pública potenciando la privada y religiosa, porque interesa que la gente esté cada vez menos formada para manejarla según convenga, y que haya una élite que controle al resto; acabar con las pensiones para todos, dejar a los más desprotegidos sin ayudas, adelgazar la ley de dependencia, desestructurar las asociaciones de consumidores y, en general, cualquier movimiento vecinal o grupal que luche frente a las grandes compañías ladronas, como las operadoras de teléfono; deslegitimar el discurso igualitario, acabar con el matrimonio homosexual, con el aborto libre, reforzar la Iglesia, los confesionarios y los reclinatorios. En suma, machacar de una vez por todas el Estado de Bienestar, una lacra para las democracias occidentales en su afán por vivir según la ley de la selva en un territorio sin derechos. Sálvese el que pueda.
Juan Carlos Abril es escritor