La vida en sí lleva a la muerte
A menudo se ha escuchado, medio en serio, medio en broma, la frase: “vivir perjudica seriamente la salud”. Porque, en realidad, todo lo que se haga acaba por desgastar el cuerpo poco a poco. Incluso, el hecho mismo de respirar, contribuye a oxidar el organismo. Claro, que oxidarnos es malo, pero dejar de respirar es mucho peor todavía. Viene todo esto a cuento del último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tanto revuelo ha suscitado.
La última alerta internacional de este organismo vincula el consumo de la carne procesada y, en menor medida, el de la carne roja, con la posibilidad de sufrir cáncer colorrectal, de páncreas o de próstata. Hasta el punto de que se ofrece la cifra de que 34.000 muertes registradas cada año en el mundo por tumores de este tipo que podrían atribuirse a las dietas ricas en estos productos. Después, se ha matizado que el consumo moderado, como sucede con otros alimentos, no es perjudicial. Así, la ingesta moderada no se considera peligrosa. Algo que no hace falta que digan los expertos de la OMS, lo dice el propio sentido común y la sabiduría popular: todo con mesura y en su justa medida. Estamos vivos y esa es la única condición para poder morirnos. Estos días de visita a los cementerios, merece la pena recordarlo.
Isabel Pérez Carrillo