La sonrisa de Juan Lanzas
Por qué se ríe? Nerviosismo o la mueca pícara del que guarda un as en la manga. Embaucador, muñidor, conseguidor, cerebro y adjetivos similares definen estos días el papel del exsindicalista Juan Lanzas. Él es el ingrediente fundamental que salpica todas las salsas fraudulentas de la trama de los ERE falsos. Condimento esencial desde Mercasevilla a Río Grande, pasando por la textil Hitemasa donde se prejubiló él y su señora sin haber pasado por allí.
Sin duda, con él las empresas crecían en “trabajadores virtuales”. Aunque su rol, a priori, fuera el de actor secundario, acababa por tener el protagonismo que da el poder del dinero. Resolvía problemas, callaba bocas y repartía dividendos públicos. Casi todos contentos, aunque en el camino la legalidad fuera un incómodo testigo. Mientras, las escandalosas comisiones se repartían en desigual escote entre compañías aseguradoras, abogados y expertos en maquillaje de documento público. Para no tener oficio, sí tenía píngüe beneficio a tenor de su patrimonio, amén de quítame esos sobres de la cama. Lanzas se hizo un nombre en UGT al calor de los conflictos laborales jiennenses y ya los empleados de la antigua Cárnicas Molina fueron premonitorios en sus pintadas: “Lanzas te lo llevas calentito”. El de Albanchez de Mágina era el eslabón, nada perdido, entre una clase trabajadora en apuros y una dirigente que no quería tenerlos. Estaba tan sumamente cómodo entre dos aguas, se sintió tan imprescindible, sin duda tan respaldado en su quehacer que, sin llegar a las estridencias de nuevo rico, circulaba por su municipio esta frase que verdadera o no escuece igual: “Tengo tanto dinero que no sé qué hacer con él”. Detenido tras registrar sus viviendas, su abogado sostiene que los 82.000 euros de debajo del colchón eran para que su familia pudiera ir tirando. Si preveía la opción de la cárcel, no es de extrañar que la Guardia Civil busque con georradar un zulo. Lo dicho, su sonrisa al entrar en el furgón policial que lo conducía a prisión es inquietante o no según quién la mire.
En Twitter: @JMSerranoAlba