La sede de la Cofradía de El Abuelo se bendice hoy

Irene Bueno/Jaén
Los edificios de la Plaza de Santa María se mantenían 'escondidos' detrás de los árboles. Cuando la masa verde se retiró quedó en evidencia el mal estado de muchos de estos inmuebles y también se muestran en todo su esplendor aquellos recién rehabilitados, como es la sede de la Cofradía de El Abuelo.

    04 nov 2011 / 10:41 H.

    El obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, bendecirá esta tarde la recién remodelada sede de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. El inmueble, como el Ave Fénix que renace de sus cenizas, en este caso sus escombros, da esplendor a una de las esquinas más típicas e históricas de la capital, el punto en el que confluye la calle Maestra con la Plaza de Santa María. El responsable de este trabajo cabalístico es el arquitecto Antonio Ángel Rodríguez Serrano que ha contado con la colaboración y complicidad de la firma constructora Tello Garzón.
    Rodríguez Serrano define a la perfección el proyecto: “Había que estabilizar y dar consistencia a un gigante con pies de barro”. Y es que los problemas que presentan las construcciones antiguas son numerosos. En el solar datan inmuebles desde el siglo XVII y anteriores, pero la última reconstrucción de esta casa se había hecho en 1942, por el mismo arquitecto que hizo la fachada del Ayuntamiento, Antonio María Sánchez. Las sucesivas reconversiones hacían que los pilares que sustentan la estructura no coincidieran de una planta a otra, que el inmueble anexo de la calle Maestra se monte sobre parte de este edificio y que la conversión de la fachada en escaparate y miradores dejaran el esqueleto sin un punto de estabilidad fijo.
    Todo ello aceleró el deterioro hasta que a la cofradía no le quedó más remedio que embarcarse en la rehabilitación integral. El resultado es espléndido por dentro y por fuera y guarda la consonancia del entorno. Mantiene los escaparates en forma circular, que están en consonancia con la Casa Almansa, dispone una escalera diáfana que agiliza los espacios visualmente y recupera zonas para atención a los hermanos y administración de la propia cofradía. En suma, guarda la esencia sin renunciar a las nuevas posibilidades arquitectónicas.