La satisfacción de saberse finalista del Premio Jaén de piano
Cansados, nerviosos y hasta con una pizca de ansiedad. Los seis semifinalistas deambulaban por el hall del Nuevo Teatro Infanta Leonor, tras terminarse la tercera y definitiva prueba hasta el viernes. Ya habían defendido su candidatura sobre el escenario y el jurado estaba reunido. Esperanban ver aparecer a una de las azafatas de la organización con el folio y que este tuviera su nombre impreso.

Esta vez, los jueces no les hicieron esperar tanto como en las anteriores fases. Poco más de media hora. Mientras lo colgaban, se amontonaron para intentar ver algo. “Congratulations, Juan Carlos”, le dijo alguien al aspirante español mientras que se hacía hueco. Quería verlo con sus propios ojos. Mientras, Akihiro Sakiya ya había conseguido acercarse y se daba la vuelta con las manos en la cabeza y una inmensa sonrisa. Más felicitaciones. El vallisoletano Juan Carlos Fernández, ya en primera fila, no se lo creía, mientras que sus compañeros lo abrazaban. Hasta tuvo que sentarse. Y completó este trío de inmesa y nerviosa felicidad el portugués Joâo Miguel Xavier, con una sonrisa más tímida en sus labios. Su madre, a su lado, más orgullosa imposible.
No era poco. Son los tres finalistas del 56 Concurso Internacional de Piano “Premio Jaén”. Mañana, por la noche, se sabrá cuál es el ránking, cómo se reparten los tres premios que suman 40.000 euros, a no ser que quede desierto. Pero antes volverán a subirse al mismo escenario en el que, tras conocer la dichosa noticia, posaron juntos, sonrientes, felices, mientras la asimilaban. Una lección de compañerismo que no está reñida con la competición que arranca, de nuevo, mañana, a las siete de la tarde.