La rotonda del aceitunero sin tajo

El “mar de olivos” tiene esta campaña a muchos “marineros” sin patrón. Temporeros que año tras año han recogido las aceitunas de Jaén, ahora, se conforman con tentar a la suerte cada día en busca de un tajo. Se les ve todas las mañanas en Los Escuderos.

    31 dic 2011 / 10:32 H.

    Seguro que miles de jiennenses han pensado, en más de una ocasión —cuando pasan con su coche—, ¿Qué hace ese grupo de hombres —todos negros— en los bancos y la rotonda de Los Escuderos? Para saberlo, solo hay que preguntárselo a ellos directamente. Son gente amable y responde sin problema alguno. No obstante, cuando se les acerca una persona que no es de su grupo los que preguntan son ellos. “¿Tiene usted trabajo en la aceituna?”, es lo que suelen decir. Son aceituneros sin patrón que se ofrecen para formar parte de una cuadrilla.
    No quieren dar sus nombres porque creen que permanecer en el anonimato es más seguro. Su obsesión es “no buscar problemas, solo trabajar”. Al menos, es lo que repiten una y otra vez. A las ocho de la mañana, Los Escuderos ya tienen temporeros sin trabajo. Están en los bancos y apoyados en la baranda. Conforme avanza la mañana se incorporar algunos más y cuando dan las once desaparecen completamente. Ya no se les vuelve a ver hasta al día siguiente. Algunos han tenido la suerte de encontrar a un agricultor que se los ha llevado al tajo. Otros, se marchan con la ilusión de que el día siguiente será mejor.
    “Hemos preguntado a los jefes de otros años. Todos nos dicen lo mismo. Nos explican que solo tienen a gente de su familia en el campo. Yo le he dicho que uno más no pasa nada. No le causaré problemas y sabe que soy fuerte y bueno, pero no quiere”, manifiesta uno de ellos.
    igual que un jiennense. Dar de alta a un temporero supone la misma burocracia que a un trabajador de la tierra. De hecho, los temporeros que se juntan en la rotonda de Los Escuderos no dudan a la hora de sacar la documentación que acredita que son trabajadores que disponen de todos los permisos para desarrollar una actividad laboral en España. “Todos los que estamos aquí tenemos papeles”, declaraba uno de los que aguardaban a un agricultor que necesitara mano de obra el pasado miércoles.
     Pero en Los Escuderos no solo están ellos. También hay jubilados y vecinos que transitan por esta rotonda y por las calles aledañas. Tampoco quieren dar sus nombres porque no tienen claro si es legal que un agricultor pare su todoterreno y se lleve a un temporero y, después, lo devuelva al mismo lugar. Si le paga el jornal que dicta el convenio y lo da de alta en la Seguridad Social —a través de la gestoría o directamente en la sede—, no existe problema alguno. No obstante, otro debate diferente es la imagen, que recuerda a la de algunas décadas atrás. Los olivareros mayores cuentan que los hombres y las mujeres se concentraban en algunas calles y plazas de los pueblos para ver si un patrón se los llevaba a trabajar. Por desgracia, ahora vuelve a pasar. También resulta habitual verlos en las esquinas de las cooperativas y almazaras jiennenses.
    Algunos vecinos de Los Escuderos son precisos a la hora de describir la escena. “Llegan todas las mañanas. A veces, hay tres o cuatro. Otras, más de diez. Están pendientes de los todoterrenos y de los tractores que van para la carretera de Los Villares o que bajan desde Jaén. Si alguno se para, se dan prisa. A veces, hasta corren porque creen que el agricultor se parará para llevarse a algunos y temen que, si se quedan rezagados, ellos se quedarán en tierra”, explica un vecino de la zona que prefiere no dar su nombre.
    la zona. La rotonda de Los Escuderos se ha convertido en un lugar casi perfecto para encontrar a un patrón. Está relativamente cerca del albergue y se muestra como zona de paso hacia muchos tajos —fincas cercanas a la carretera que va a Los Villares—. Además, los polígonos industriales que hay en la zona cuentan con naves dedicadas a la actividad agrícola, por lo que resulta habitual que los olivareros pasen por allí antes de comenzar a coger aceitunas. También es zona de cafés antes de entrar en faena. Por ello, estos temporeros se ponen sus zapatos de faena, se abrigan bien y cargan con sus mochilas por si tienen que pasar el día fuera. Luego, solo esperan. De hecho, agradecen mucho que se les desee suerte. Saben que la necesitan porque la mayoría de los días se quedan “en tierra” y, consecuentemente, sin jornal. No obstante, algunos cuentan  que algunos días sí que han trabajado. Cuando se les pregunta “¿por qué no seguiste en la cuadrilla”, dicen que el jefe les explicó que era para un día que faltó algún trabajador o para una faena en un terreno más difícil, que hacía falta más mano de obra en el olivar. Enrique Alonso / Jaén