La revolución de Mendieta

El sobresaliente desgaste político y social de los partidos mayoritarios es aprovechado como una auténtica válvula de escape por los minoritarios, aquellos que, en una búsqueda constante del calor de las urnas, suelen quedarse en la frontera del poder. En las últimas elecciones municipales se vio claramente una tendencia de voto que también tuvo su reflejo en la provincia y en la capital. Hubo una efervescencia importante de UPyD, partido que algunos ven como una operación de laboratorio gestada desde Madrid. Y otros, que sufrieron un retroceso heredado, quieren aprovechar la coyuntura para adelantar a sus adversarios en esta maratón que terminará en los comicios de 2015.

    23 abr 2013 / 10:07 H.

    Es el caso del Partido Andalucista (PA), la única opción nacionalista que hay en la comunidad, que tuvo su tiempo de gloria en la Administración andaluza y que, después de una etapa de sueño profundo, quiere despertar en forma de revolución. El artífice de una estrategia política basada en la presencia en la sociedad jiennense tiene nombres y apellidos: Francisco Mendieta Fernández, un ubetense afiliado al partido de la verde esperanza desde 1988 y más conocido por su carrera política en su ciudad natal.                  
    Es casi un recién llegado a la secretaría provincial del PA. Fue en noviembre del año pasado cuando sustituyó al iliturgitano José Salas en una asamblea de tránsito tranquilo que, sin embargo, le dio alas para empezar a volar más alto que su antecesor. Ahí empezó una maratón que estrenó con fuerza y que confía en acabar victorioso dentro de dos años. Consciente de que los andalucistas necesitan un empujón para salir a la calle, es decir, alguien que les aliente y les dé confianza en sí mismos, Francisco Mendieta abandera su propia revolución en la provincia.
    Su máxima consiste en estar en cuantos más medios de comunicación, mejor, para que la gente de a pie perciba el regreso del nacionalismo andaluz y empiece a mirarlo con buenos ojos, es decir, como una opción política interesante para los jiennenses, una alternativa en toda regla en tiempos de crisis económica y social. La maniobra continúa con la creación de comités locales en los municipios de más de quince mil habitantes con el objetivo de llegar al noventa por ciento de la población provincial y, en la próxima cita con las urnas, doblar las cuatro alcaldías y las cuarenta y una concejalías que dirige el partido en el actual mandato. Francisco Mendieta quiere vender la gestión que abandera en Martos, Arjonilla, Torreblascopedro y Los Villares de Andújar para convencer al electorado. También busca un perfil de militantes que sean enamorados del andalucismo y sin trayectorias turbias. Son los que tirarán del carro de una fuerza política que irrumpirá con vigor en lugares en los que brilla por su ausencia, como Linares o la capital.
    Estas dos ciudades, las más grandes de la provincia, ya tienen sus líderes andalucistas con el entrenamiento diario necesario para correr esa maratón. No quiere decir que ellos sean los candidatos a la Alcaldía, porque para llegar hasta ese camino habrá que recorrer el sendero del diálogo y las votaciones —antes del 30 de septiembre—, pero sí que son los que tienen la responsabilidad de llevar las riendas de un partido que, hasta el momento, se encontraba como un barco a la deriva. Francisco Mendieta quiere duplicar las listas con las que concurrirán a las próximas municipales. Puede que la dureza del propósito le cueste abandonar la suya propia, aquella que lideró en cuatro ocasiones, aunque las intenciones, en términos políticos, pueden cambiar de la noche a la mañana. Lo que sí está claro es que el PA empieza a dar que hablar en el ecuador del mandato. Es la revolución silenciosa de Francisco Mendieta.

     

    En corto
    Cuando los medios de comunica- ción trataban de acostumbrarse a “Los viernes sin Gaspar” (Zarrías), título de esta crónica de la semana pasada, el presidente del PSOE de Jaén regresó a su tierra el día 19, también viernes, para asistir a un comité junto con Mario Jiménez. El vicesecretario general de los socialistas andaluces fue crítico, en su visita a la capital de hace un mes, con la gestión que desde la Federal se hizo con el caso Ponferrada, en la que señaló con el dedo a Zarrías, ausente en esa reunión a puerta cerrada. Por eso la presencia de Gaspar el viernes no fue algo casual. Quería verle la cara a Jiménez, aunque imperó la cordialidad.

     

    Bloc de notas
    -La decisión política de mantener paralizado el tranvía, escudada en la difícil situación económica del Ayuntamiento, es como un martilleante sonido que acaba por aburrir al ciudadano. Primero había muchas empresas interesadas en explotarlo, luego hubo una catalana a la que convencieron, pero luego no la dejaron y después se anunció una subasta que tampoco llega. Y, ahora, el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, quiere que todas las instituciones, la municipal, la provincial, la autonómica e, incluso, el Consorcio de Transporte Metropolitano, se impliquen en la gestión de un sistema de transporte que es la envidia de muchas ciudades europeas. Está claro que Francisco Reyes tiene toda la razón: las elecciones de 2015 serán las que hagan circular el tranvía de Jaén.             

    -Nunca tuvo razón de ser la construcción de viviendas en un polígono que nació con la finalidad de convertir la zona en un referente industrial en la provincia. Pero menos sentido tiene que el “Nuevo Jaén” esté abandonado por el partido (el PP) que, precisamente, lo ideó.