La reunión

Félix Manzaneda Oneto desde Jaén. Hace unos días, Diario JAEN se hacía eco de la reunión entre el presidente de Diputación y el alcalde de Jaén, que ostentan también la máxima representación del PSOE y PP a nivel provincial, así como la meramente personal de Paco Reyes y José Enrique Fernández de Moya. Y hago referencia a que en una sola entrevista se mantuvieron realmente tres, la que se refiere al cargo institucional, el político y el meramente personal, cada uno con su causalidad, por lo que es imposible desligar una de otra pero con conclusiones bien diferenciadas.

    15 abr 2013 / 10:37 H.

    En lo personal y desconociendo el carisma privado de cada cual, creo y esto es una suposición, que sus posturas estarían bastante próximas pues la edad concierta opiniones, la familia, las experiencias, el tiempo, la cosecha, todo esto formaría parte de la introducción baladí a otros temas mas farragosos. Me imagino que José Enrique habría dejado a buen recaudo, en su armario, esa parcela tan omnímoda y que tan asiduamente exterioriza en los plenos, a fin de cuentas la reunión no se iba a televisar. Por su parte, Paco —le llamó así porque todos le conocemos por Paco Reyes—, con su indisimulada modestia, su perfil bajo, le imagino expectante ante el encuentro, como un portero ante una pena máxima. Hablarían del agua caída, sin entrar en los daños producidos, de la cosecha sin entrar en la pasada y su escasa recolección, hablarían de los hijos y de sus estudios, los dos pertenecen al funcionariado de la enseñanza, pero no hablarían de la reforma Wert  ni de la nómina de los maestros —qué palabra más hermosa, si la de maestro también es bonita—, ni de las becas y su escasez, no. Hablarían de la salud, cada uno de la suya, una privada y otra pública, pero sin acritud.
    En lo referente a la parcela ideológica y de partido, dado el antagonismo de los idearios me imagino que la entrevista sería corta y en algunas fases en el idioma de los mimos, pero con algunos puntos en común, el cierre de la casa del pueblo de Jaén. Tú, alcalde, no pagas la asignación al grupo municipal y eso asfixia a la agrupación local, lo que genera el cierre, y yo, presidente, te pago a escote la asignación que tiene atribuida el PP provincial. Una mano lava la otra. Unos ERE por aquí, unos Gürtel y Bárcenas por allá. Que si lo de Urdangarin, que no, que eso no es ni mío ni tuyo, eso es del Borbón. Que si tu presidente se lo ha llevado crudo, que si el tuyo iba “sobrao”. En fin, afinidades que da el mucho tiempo por estar donde están colocados los dos y la falta de contacto con sus militancias y pueblo en general.
    Y en lo referente a lo institucional, uno como presidente y otro como alcalde, la referencia común debería haber sido la ciudadanía de Jaén, los proyectos que el ínclito alcalde paralizó por ejecutarlos Peñalver, el tranvía, el parque acuático, el aparcamiento del Hípico, la Plaza Santa María, el polígono Nuevo Jaén, la limpieza y mantenimiento de Jaén y hasta el reconocimiento de lo ejecutado en la capital por la anterior Corporación, ahora que lo pienso, en esto están más encontrados que en contra. El enemigo era común, Carmen Peñalver. Tampoco hablamos del paro en Jaén, no hablamos de los semáforos, no hablamos de los desahucios. Pero de la recaudación de multas sí hablamos y del plan de empleo y sus 14 millones de euros, también, pero sin acuerdo. Entonces, ¿para qué se reunieron? Si estaban cada uno frente a un espejo reflejando sus egos sin tener en cuenta a quienes tienen que servir y a los que deben explicaciones. Estas reuniones son como las de la ONU, llenas de contenidos pero vacías de intenciones, para este viaje no necesitaban tanta alforja. Se ha perdido otra oportunidad de poner un ladrillo en la construcción de Jaén, se ha vuelto a ningunear a una provincia con uno de los índices de paro más elevado de Andalucía y los dos líderes han salido de esta reunión cada uno por su lado.