La reforma del lavadero caldea los ánimos de los pegalajareños
La Guardia Civil tuvo que hacer acto de presencia para calmar los ánimos cuando ayer, sin previo aviso, un grupo de unas cincuenta personas, sobre todo mujeres, se concentró junto al lavadero de Pegalajar. El objetivo de la protesta espontánea, según una de las participantes, María José Jaraíces, fue paralizar la reforma que se acomete en este bien del pueblo, muy próximo a La Charca, el símbolo de los pegalajareños. “Nadie sabía lo que iban a hacer aquí y creemos que los trabajos están afectando a un lugar que es muy querido por todos nosotros”, reflexiona esta ciudadana.

La manifestación improvisada se disolvió cuando los obreros abandonaron el recinto y el Ayuntamiento emplazó al grupo a debatir sobre posibles soluciones. No hubo incidente alguno, como confirmó la Benemérita, aunque el alcalde accidental, José Antonio Vicente, explicó que había nervios y que los trabajadores recibieron insultos. El responsable municipal recuerda que, durante 9 meses, el proyecto estuvo expuesto en la Administración local, sin que hubiera alegación alguna. La intervención, explica, fue aprobada en diciembre de 2013 por el PP, que está en el equipo de Gobierno gracias al respaldo de Izquierda, y el PSOE. Izquierda Unida se abstuvo, explica el concejal, al entender, recuerda, que no tenía información suficiente sobre las obras previstas.
El presidente del colectivo vecinal Fuente de la Reja, muy activo en la defensa del patrimonio local, muy vinculada al agua, mostró su indignación sobre la decisión de la Administración local. “No entiendo el motivo de que, para revitalizar un bien de Pegalajar, haya que destrozarlo”, argumentó, en relación a las intervenciones que, como lamenta, causan daños en las pilas en la que, antiguamente, se hacía la colada.
Este lavadero, al estilo de los que existían en otros municipios, fue construido en 1949 y, desde entonces, para satisfacción de “Fuente de la Reja”, se había mantenido como era originalmente. Para detener este “atropello”, anoche, la directiva de la entidad se reunió de urgencia. Según el responsable de la asociación, el objetivo fue decidir qué acciones pondrán en marcha en contra del proyecto. Por lo pronto, está previsto el reparto de 2.000 octavillas, un número que representa más de dos tercios de la población total de Pegalajar, por las calles del municipio. De esta forma, pretenden concienciar ante unos hechos que consideran que son muy graves.
El equipo de Gobierno está dispuesto a dialogar con todas las partes, aunque, ayer, dejó claro que dar marcha atrás a la reforma repercutirá en las arcas municipales, al tener que hacer frente a unos gastos aproximados de doscientos mil euros. La obra se sufraga con una cantidad similar, de la que la Diputación aporta el 90%. El trabajo que indignó ayer a los vecinos consiste en la construcción de una rampa, para permitir el acceso a los discapacitados.