La redada que surgió de buscar a una joven croata en un burdel

El 19 de marzo de 2012, agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga de la Guardia Civil de Jaén entraron “a saco” en un club de alterne, ubicado en la Nacional 432, cerca de Alcalá la Real. La Policía de Croacia les había trasladado la posibilidad de que una joven de aquel país estuviese en el burdel “retenida contra su voluntad”.

18 ago 2015 / 08:58 H.

Fue la operación “Atolón”. Los guardias civiles encontraron a la chica en la habitación número 4 del lupanar. Estaba allí de forma voluntaria. Eso sí, consumiendo cocaína y marihuana. La mujer croata acusó a un alcalaíno de haberle proporcionado la droga. Y ese testimonio permitió a la Guardia Civil de Jaén abrir otra investigación sobre una presunta explotación sexual de las mujeres que vivían en el club.

Esa segunda fase de la operación “Atolón” permitió la detención de doce personas. Ahora, la Fiscalía acaba de presentar cargos contra seis de ellas, que tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial. Se les imputan delitos relativos a la prostitución, contra la salud pública y tenencia ilícita de armas. Todos se enfrentan a una petición global de 21 años de cárcel por parte del Ministerio Público.

La fiscal María Paz Corral relata, en su escrito de acusación provisional, que los responsables del burdel —Miguel Sebastián A. C. y su hijo Cristian Miguel A. S.— “se han venido enriqueciendo ilícitamente con la prostitución ejercida por las mujeres que prestaban servicios sexuales”. “Eran los proxenetas, que desplegaban un férreo control sobre las prostitutas”, aclara la responsable del Ministerio Público. Para ello, los dos supuestos cabecillas se valían, presuntamente, de otras dos personas. Una era Natalia Verónica A. S., hija y hermana de los jefes, y otra era Elena Gabriela A., la “mami” del burdel.

Además de los delitos relativos a la prostitución, la Guardia civil también descubrió que Francisco A. C., hermano del dueño del burdel, y uno de sus hijos, Francisco Miguel A. M., apodado “Miguelito”, se dedicaban a “trapichear” con sustancias estupefacientes. En concreto, la Fiscalía los acusa de vender drogas —cocaína y marihuana— “a las propias trabajadoras del club de alterne como a sus clientes, o a cualquier otro particular que se lo demandaba”.

El 10 de mayo de 2012, dos meses después de que la Guardia Civil entrara en el burdel para buscar a la joven croata, los agentes practicaban las primeras detenciones. Le pusieron los grilletes a Francisco A. C. cuando entregaba una bolsita con poco menos de un gramo de cocaína. En los registros posteriores de los respectivos domicilios, apareció más droga, así como un laboratorio para cultivar marihuana y una pistola de 9 milímetros. Los seis acusados esperan ya juicio en la Audiencia. En principio, todos niegan los cargos y se declaran inocentes, según las fuentes judiciales consultadas.