La recortada usada en el tiroteo de "Antonio Díaz" sigue escondida
El 30 de septiembre, el barrio de Antonio Díaz retumbó con el estruendo de los disparos y el olor de la pólvora quemada. Al día siguiente, la Policía tomó el barrio en una espectacular redada para encontrar a los autores del tiroteo.
Fueron detenidos seis hombres —todos pertenecientes al clan de “Los Coloraos”— como autores de delitos de homicidio en grado de tentativa, tenencia ilícita de armas y lesiones. Según los investigadores, dispararon a matar contra el propietario de una casa de la calle Alhama al que querían echar del barrio.
Durante tres semanas, la Policía ha tratado de localizar el arma utilizada en la reyerta. Se sabe que es una escopeta de cañones recortados, porque así lo confirmaron varios testigos que vieron en directo el tiroteo y que, incluso, grabaron un vídeo con un teléfono móvil. También las pruebas de balística han confirmado este hecho. Sin embargo, todos los esfuerzos de los investigadores de la Comisaría por localizar el arma han sido totalmente infructuosos. “Sabemos que la escondieron y que iba a ser difícil dar con ella”, explica un portavoz de la Policía Nacional. La operación se puso en marcha, fundamentalmente, para decomisar esa recortada, un elemento que supone un riesgo en manos poco adecuadas.
Cuando ocurrieron los hechos, la Policía acudió con rapidez a la zona. Encontró a tres hombres “encerrados” en una vivienda de la calle Alhama. Eran el propietario y dos amigos a los que había llamado al sentirse amenazada por las personas que, presuntamente, después le dispararon. Las víctimas contaron que el dueño de la casa contó que sus agresores le estaban haciendo la vida imposible porque querían expulsarlo del barrio. Relató que, el día del tiroteo, ya habían tenido un enfrentamiento previo, en el que recibió patadas, puñetazos y pedradas. Por eso, decidió pedir ayuda a dos amigos.
Cuando la gente del “clan de Los Coloraos” vio llegar a los tres hombres, la refriega fue mucho más seria. Presuntamente, fueron recibidos con una agresión brutal, que los obligó a refugiarse en la vivienda. Poco después, se escucharon los primeros disparos, efectuados sobre la fachada. La pared presenta tres agujeros de bala con la famosa escopeta de cañones recortados. Las víctimas ya no se atrevieron a salir hasta que los agentes llegaron al barrio para rescatarlos.
Al día siguiente, la Policía volvió a la zona, ya con una orden judicial. Esta vez para engrilletar a los autores y buscar la “recortada”. Hubo seis detenidos, entre ellos un menor de edad. Sin embargo, ni rastro de la escopeta. Al día siguiente, todos quedaron en libertad con cargos, tras prestar declaración ante el juez de guardia. Fueron imputados por delitos de homicidio doloso en grado de tentativa, lesiones y tenencia ilícita.