02 ago 2009 / 09:59 H.
La caída de los parámetros de la economía española mantiene su desplome continuado, aunque en el último informe del Banco de España se destaca que el descenso se ralentiza. De la comparación de datos se extrae que las medidas puestas en marcha por el Gobierno con el Plan E y los 8.000 millones de euros puestos en disposición de los ayuntamientos contribuyeron a “maquillar” una situación preocupante tanto por los indicadores macroeconómicos como por la destrucción de empleo y el consiguiente freno en el consumo de los hogares españoles. En este sentido, la Encuesta de Población Activa (EPA) sitúa la tasa del paro en España en un 17,9%, un registro que crece escandalosamente hasta el 24,6% en Jaén, lo que supone que 70.000 jiennenses no llevan un sueldo a casa. Es, por lo tanto, sencillo concluir que la reactivación económica no pasará por el consumo interno de mantenerse esta escalada de destrucción de trabajo. Una vez verificada la incidencia del plan del Gobierno, limitada, aunque muy necesaria, habrá que diseñar nuevas estrategias por parte del Ejecutivo para que la situación de recesión, que ya cumple un año, remita lo antes posible. La obra pública, que tiene al país en ebullición, sirve para dar empleo a parte de los trabajadores de la construcción que quedaron en paro, pero por sí sola no puede reflotar la economía. De igual forma, las ayudas a sectores concretos, como el de la automoción, que este pasado mes recuperó los niveles de ventas de 2008, son apoyos de calado, pero que deben ir acompañadas de otras medidas con vistas al futuro. El Banco de España, por enésima vez, reitera la necesidad de cambiar el modelo de mercado laboral español, algo que el Ejecutivo rechaza al ligarlo con el despido libre que pide la patronal. En cualquier caso, el Gobierno tendrá que estudiar, junto con sindicatos y si se suma la clase empresarial al diálogo social, la manera de rediseñar un mercado laboral que es incapaz de crear empleo, ya sea este eventual o fijo.