La realidad y la mala interpretación
Domingo Martínez / Desde Burgos. Tras la conmoción provocada por la renuncia de Benedicto XVI a su pontificado, parece lógica la atención que han estado poniendo los medios a cada una de las palabras que ha pronunciado con motivo de su despedida.
Sin embargo algunos de estos medios, inmersos en la cultura laicista, desbarran al interpretar la decisión del Papa con sus habituales esquemas políticos. Las alusiones nada nuevas que hizo el Papa a la superación de individualismos y rivalidades para vivir la Cuaresma en una comunión eclesial, se interpretan como la razón última que ha movido a Benedicto XVI a su renuncia, como si hubiese sido víctima de una conspiración. Las cosas, sin embargo, son mucho más sencillas y más claras, como ha explicado el propio Papa, que reiteraba en la masiva audiencia general haber tomado su decisión en plena libertad de espíritu y por el bien de la Iglesia.