04 dic 2015 / 17:58 H.
Lejos queda ya aquel representativo lema de la Real Academia de la Lengua Española de “Limpia, fija y da esplendor”, cuando nos encontramos con desatinos lingüísticos como la inclusión en su más reciente lexicón de términos como “asín” (en lugar de así); “uebos” (por aquello que popularizara un presidente del Congreso); o “toballa” (por toalla)… eso sin detenernos en la validez ya de “arremangarse” o “almóndiga” —ya mismo “cocreta”—, sólo por poner algunos ejemplos de los más chirriantemente llamativos. Y es que estamos padeciendo tal crisis a todos los niveles, que en el terreno lingüístico no iría a ser menos. Esto es tan evidente como que sale el sol cada mañana (ya me dirán, si no). Pero claro, frente a tamañas aberraciones, en opinión de cualquier sensato —lingüista o no—, ¿con qué armas de autoridad se habría de enfrentar un pobre miembro de la comunidad educativa (pronto, “miembra” será viable, por supuesto) cuando algunos de sus alumnos o alumnas —por aquello de evitar el sexismo (“la sexisma”)— le diga: “asín, maestro/a, te presento a usted este ditado que hice en otubre”? ¡Con absolutamente ninguna!, ni tan siquiera podremos detenernos con ánimo de corrección en el aparente tuteo y –de repente- el ustedeo de la frase anterior, porque a tenor y en justificación de recurrentes rasgos dialectales de una zona concreta de Andalucía, así como de Galicia en otros aspectos de la pérdida de la “c”, sería más que “correta” a los presuntamente estrábicos ojos de nuestra RAE. ¿En qué ha quedado el español de Cervantes y su Institución? Respecto al último término que mencionaba, “asín”, las mentes preclaras tratan de justificarlo etimológicamente como: “De así, con la “n” de otras partículas”, claro, de las partículas de la “innorancia”, ¡y se quedan más anchos que largos! No sé yo si de tanto escuchar lo de “¡Andreíta, cómete el pollo… y —yo añado— las almóndigas¡”, habremos de estar padeciendo una suerte de “lógica irracionalidad”. Creo acertar en pensar que si el fundador de la RAE, Fernández Pacheco, levantara la cabeza, la expresión que emplearía en ese ya legítimo uso del lenguaje sería: “¡Manda uebos!”