La que se avecina
No se siente con fuerzas para afrontar el futuro. Consciente de que Izquierda Unida necesita un radical cambio de aire que le ayude a escapar de una acalorada situación, Luis Segura da un paso atrás para que otro pueda darlo hacia adelante. Dimite como coordinador de la coalición en la provincia y, aunque advierte que continuará al pie del cañón, este bibliotecario de profesión seguirá vigilante por lo que pueda pasar.

Se marcha después de siete años y medio al frente de un cargo orgánico en el que dejó escapar la oportunidad de unir lo desunido. Se va con la espinita clavada de sellar la inalcanzable paz con la capital. Lo deja sin reconocer públicamente el último descalabro electoral.
Esta semana será clave para conocer quién tomará las riendas de una organización tocada por la falta de aliento ciudadano en las urnas. Las cartas en este partido, como en todos, están sobre la mesa. Hay una apuesta clara en este juego de candidatos en el que se supone que la participación suma. La dirección provincial quiere volver a sus orígenes para que sea otro tosiriano quien represente a esta federación de izquierdas. No será el alcalde Juan Ortega quien ostente tan dudoso honor. Una circular interna apunta a Francisco Javier Damas. Lo cierto es que cualquier militante puede optar a representar la figura de coordinador, pero, ya lo dice el refrán, del dicho al hecho hay un trecho.
El próximo domingo se resolverá la incógnita. Hasta entonces puede pasar de todo. Los consejos locales tienen potestad para levantar la mano y decir “esta boca es mía”. Hasta el jueves tienen la opción de someter sus apuestas a soberanas votaciones. Sin embargo, todo apunta a que el pescado ya está vendido.
Tampoco será Juan Serrano el aspirante a director de “orquesta”. Harto está de escuchar peticiones por doquier para que sea él, y no otro, el coordinador de Izquierda Unida en la provincia. Las llamadas telefónicas de compañeros se suceden. Se agradece. Lo que ocurre es que sus pretensiones son, ahora, totalmente diferentes. Necesita huir de la primera línea política, centrarse en su Canena natal, recuperar el tiempo perdido con su familia y, algo muy importante, buscar trabajo antes de que se le agote el desempleo.
Definir qué quiere ser la organización de mayor es la dura tarea a la que tendrá que enfrentarse el futuro coordinador. La pérdida de cinco mil votos en la última cita electoral merma las fuerzas y la representatividad de una coalición con luchas internas para no dormir. La capital, acostumbrada a escribir su propio relato, está en manos de una gestora. Ni que decir tiene que también puede presentar a su propio candidato, aunque todo hace indicar que no será así.
Francisco Javier Damas se perfila como el más preparado para estar a la altura de la que se avecina. Adaptarse al ritmo de trabajo que impone la realidad de Izquierda Unida será el principal reto. La construcción de la Unidad Popular, la preparación de las inminentes elecciones generales y los próximos cambios de la organización en el ámbito estatal requerirán esfuerzos importantes que consumirán grandes dosis de energía. Todas las miradas están puestas en él.