La sorpresa de Cristina
La ciudadana Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia tiene que ir al juzgado. Es lo normal cuando tu nombre figura en la junta directiva de una sociedad sin ánimo de lucro que, según la investigación, defraudó dinero a través de convenios con instituciones públicas. Cooperación y complicidad, dice el juez en su auto, en los delitos cometidos por su marido y su exsocio Diego Torres. La imputación solo “sorprende” a la Casa Real, el resto de los mortales, por el contrario, solo esperaban cuándo la haría efectiva el juez cordobés, que exigía “evidencias” para su imputación.

04 abr 2013 / 20:41 H.
De hecho cualquier hijo de vecino, en el mismo caso, ya hubiera pasado por el juzgado. Pero el personal de Palacio sigue sorprendido y, aunque no se frenaron las prácticas nada éticas del yerno, ahora en lugar de valorar en su justa medida el silencio se meten en un charco Real, pero charco al fin y al cabo. Con el carrusel de frases hechas de manual a su disposición, al estilo la Justicia debe seguir su curso, la separación de poderes… Pero, no, optaron por la “sorpresa” ante el cambio de criterio del magistrado. Error. Si lo que pretendían era proteger una institución en horas bajas mal servicio a la causa. El Gobierno, tan sobrio en sus comparecencias en plasma, decide, en este caso de corrupción, mover la boca a través del ministro Margallo y en la línea del Gran Hermano decir que la imputación “no beneficia a la imagen de España”. ¿Qué no sea imputada, aunque proceda, sí beneficiaría? Las palabras, sin embargo, del Príncipe valorando el trabajo de los jueces “en momentos tan complicados” aportan algo de cordura y mesura ante tanto despropósito. Y, por ahora, está solo imputada. La munición argumental temo que irá en aumento junto a perfiles periodísticos menos amables del juez. Hay quien confunde un juicio de corrupción que afecta al yerno del Rey y a su hija con una causa contra la monarquía, no es el caso. Ese es otro asunto. Seguir a @JMSerranoAlba Comentarios
Palabra Perdida