17 ene 2010 / 10:36 H.
La próxima construcción de una urbanización en Buenavista, en el paraje de Jabalcuz, es el último eslabón de una cadena de despropósitos si se da por bueno el supuesto consenso existente para proteger esta zona de gran belleza natural y que, al menos, en una buena parte está protegida como Bien de Interés Cultural. El Juzgado de lo Contencioso número 2 de Jaén aceptó el recurso, que presentó la constructora contra la decisión del Ayuntamiento de Jaén, de paralizar los trabajos previos de edificación entre otras cosas porque las obras contaban con la pertinente licencia municipal, concedida por el anterior equipo de Gobierno del PP. Los actuales gobernantes se escudan, precisamente, en este “regalo envenenado” para justificar que no cabía otra forma de intervenir ante los hechos. Un débil argumento para la Plataforma en Defensa de Jabalcuz y para cualquier profano en asuntos urbanísticos que sabe de las posibilidades de negociación con los promotores para cambiar proyectos o directamente las posibilidades de protección con las que cuenta un Ayuntamiento. Cabe preguntarse si con esta última tala de árboles y la próxima construcción acaban, de una vez por todas, los ataques a un bien histórico de la ciudad que de no haber contado con la defensa militante de un puñado de vecinos podría ser, hoy, pasto del ladrillo. Por este motivo cabe, de igual forma, preguntar sobre las opciones que baraja el Ayuntamiento para proteger las zonas aledañas al paraje que sí está protegido para que no haya que “lamentarse” de nuevas iniciativas empresariales ni haya que acudir en última instancia a la Justicia como última vía para pelear por la conservación de este espacio de esparcimiento. Tampoco cabe la crítica para la empresa constructora, pues todo es legal, lo que sí que habrá que vigilar es cómo se realizan dichas obras para evitar que dañen el entorno.