La prima de riesgo
El martes pasado fue un día abstruso y erizado de dificultades. La prima de riesgo subió a los trescientos setenta y nueve puntos. Una vuelta de tuerca más de los mercados y hubiéramos caído al abismo. La crisis del euro fue una realidad más que una ficción. Zapatero y Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, señalan con el dedo a la canciller, Angela Merkel.
Ante esta situación, son muchas las lecturas que pueden y deben hacerse para extraer las oportunas conclusiones. Una es la de que el Gobierno ya no tiene credibilidad para hacer las reformas y cambios que esta coyuntura demanda. La legislatura, dígase lo que se diga, está agotada en la forma y, sobre todo, en el fondo. La petición del adelanto de las elecciones es ya un clamor; incluso en diversos sectores del Partido Socialista. Rodríguez Zapatero debe escuchar y actuar en consecuencia. El mismo candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, teme que la prolongación del período preelectoral y el deterioro económico puedan perjudicarle y reducir unas expectativas electorales, cuyo viento sopla claramente a favor del Partido Popular. La pérdida del Gobierno de Extremadura, al abstenerse los tres diputados de Izquierda Unida, ha sido otro duro revés para los socialistas. Ante ello, todo va encaminado a que el paro no crezca aún más y las elecciones coincidan con una ligera mejoría de los indicadores. Pero la política es muchas veces el arte que suplanta a lo racional y al sentido común, al pesar en la balanza más los intereses partidistas que los generales. Habrá que estar atentos a los movimientos tácticos que los dirigentes del PSOE van a desplegar en estas semanas que faltan para el mes de agosto. El modo de actuar puede dar señales inequívocas de la fecha de los comicios, que, salvo sorpresa, deben ser en otoño. El mes de noviembre, sin descartar octubre, es el más probable para que se abran las urnas y los ciudadanos puedan pronunciarse. Mientras tanto, el futuro se complica para jóvenes, parados y aquellas personas que están a las puertas de la jubilación. Incógnitas, dudas, incertidumbres que producen zozobra y hacen tortuoso el sendero del porvenir. Hay nervios y ansiedad. La crisis ha hecho estragos. Y no solo en España. Pensemos en la dramática situación de Irlanda y Portugal, en la ya trágica de Grecia y en la ya preocupante de Italia. Ya hasta los clubes de fútbol, que han caligrafiado su historia en las páginas de la leyenda, están en la ruina. Como empresas grandes y pequeñas. Como ayuntamientos y autonomías.
Manuel Peñalver es profesor universitario